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¿Peco o fallo?

biblia cristo falla gracia pecado Jul 24, 2023
¿Peco o fallo?
  • El pecado es la desobediencia a la ley de Dios.
  • Desde Génesis 3, la caída del ser humano, todos los hombres y mujeres son pecadores.
  • Todos aún pecamos porque no hemos sido glorificados eternamente.
  • Nuestra mayor lucha es contra el pecado que hay en nuestro corazón.
  • Somos responsables de nuestras acciones, no podemos culpar a otros.
  • El pecado sigue siendo una ofensa a Dios, pero por Cristo encontramos perdón.
  • Reconocer que somos pecadoras es liberador porque corremos al Salvador.

 

¿Peco o fallo?

¿Alguna vez te has justificado por una acción que realizaste contra otra persona? Creo que todas lo hemos hecho porque somos tentadas a minimizar lo que nosotras hacemos para maximizar lo que otros hicieron o hacen contra nosotras, lo cual resulta en pecado. ¿Lo consideras pecado o simplemente una falla? Aprendamos acerca de la realidad humana para ser libres por la gracia de Jesús en cómo lidiamos con el pecado.

¿Qué es el pecado?

La Biblia dice que el pecado es la desobediencia moral a la ley de Dios y su consecuencia es la muerte espiritual (Ro 3:23; 6:23). Desde Génesis 3, es decir, después de la caída, todo ser humano nace con una naturaleza de pecado en lo más profundo de su ser (Sal 51:5; Ro 3:9-18). Nuestra inclinación es desobedecer la ley de Dios, no creer en Él y no aceptar que Él tiene toda autoridad sobre nosotras.

¿Qué dice la cultura y algunas enseñanzas cristianas?

La cultura define el pecado de acuerdo a su verdad, es decir, filosofía humana. Como la verdad es relativa, no tienen un concepto claro y general de lo que es pecado. Algunas enseñanzas cristianas han categorizado los pecados de acuerdo a la gravedad. Las personas que siguen estas enseñanzas llegan a creer que solamente fallan (por ejemplo, diciendo una pequeña mentira), y cuando cometen un pecado “más grave” como el adulterio,culpan a Satanás o al otro. Lastimosamente, esto no es lo que la Biblia enseña.           

¿Aún pecamos o solo fallamos?

Ahora bien, si hemos confiado en Cristo nuestras acciones, ¿aún se cuentan como pecado o solo son meras fallas? Pablo nos responde: “Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. Y si lo que no quiero hacer, eso hago, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. Así que, queriendo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí” (Ro 7:17, 20-21).

¿Por qué sucede esto? Porque aún no somos perfectas o no estamos en la gloria eterna; solo cuando estemos en el cielo con Dios seremos finalmente libres del dominio del pecado. La Biblia está escrita para cristianos, es ella la que nos enseña la vida de hombres y mujeres que pecaron siendo escogidos y sostenidos hasta su último día por Dios: Abram negando a Saraí dos veces (Gn 12:10-20; 20); Saraí tomando control del plan de Dios (Gn 16); Moisés al desobedecer la instrucción de Dios en la peña (Núm 20:12); David, cuando cometió adulterio (2 Sa 11); y así, muchos más. 

Dios no llama “falla” a un pecado que explícitamente ha declarado como pecado en su Palabra. Las cartas paulinas son escritas a creyentes, a quienes Pablo les pide que se limpien de la contaminación del pecado (1 Co 7); que dejen el falso evangelio que los ha desviado de adorar a Cristo (Gá 1); quienes son egoístas (Fil 2:1-4); quienes no quieren perdonar (Film 1). Todas estas acciones terminan en pecado de envidia, división, contiendas, celos, maledicencias, mentira, orgullo, entre otros.

Además, nota que la Biblia no enseña que hay categoría de pecados. En Romanos 1:22-32 encontrarás una lista extensa de pecados sin alguna división, están de corrido. Por ejemplo,  la mentira junto al adulterio, la avaricia con la lujuria, la desobediencia a los padres con los injustos, entre otros. También, en Gálatas 5:19-21 encontrarás el pecado de sensualidad junto con la hechicería, el pecado de celos con la borrachera y la orgía. ¿Hay diferencia de pecados? No. Por eso, Santiago nos afirma que aquel que infringe la ley en un punto es culpable de todas (Stg 2:10). Entonces, ¿qué hacemos?

¿Cómo lidiamos con el pecado?

Hasta aquí parece que no hay esperanza, o bien, no hay escape del mismo. Pero eso sería leer solo una parte de la verdad, y nuestro Dios siempre nos provee la verdad completa y única: Cristo murió por nuestros pecados, pasados, presentes y futuros, es decir, su sacrificio en la cruz fue perfecto, completo y eterno por toda persona que cree en Él con todo su corazón.

Uno de los primeros frutos de ser cristiana es que empiezas a aborrecer el pecado que una vez te mantuvo esclava a él. Ya no te deleitas en desobedecer la ley de Dios, más bien, ahora deseas hacer lo que a Dios le agrada y te acerca a Él. Pues ya no eres esclava del pecado, eres libre para obedecer a Dios por amor a Él. Sin embargo, este aborrecimiento crece en la medida que crece tu amor por Dios y conocimiento de Él cuando te sumerges en la Biblia todos los días de tu vida para hacer la voluntad de Dios, aunque contradiga los deseos de tu carne que aún te engañan o ciegan. 

Querida hermana, el Espíritu Santo que ha venido a morar en nuestros corazones nos guía a la santidad y verdad de Dios, como lo dijo Pablo a Tito: “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y Su amor hacia la humanidad, Él nos salvó, no por las obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la renovación por el Espíritu Santo, que Él derramó sobre nosotros abundantemente por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por Su gracia fuéramos hechos herederos según la esperanza de la vida eterna” (Ti 3:4-7).

Esta hermosa noticia, el evangelio, nos recuerda que en su gracia podemos decir “no” al pecado y escoger el camino angosto de negarnos a nosotras para que Cristo se forme en nuestro corazón y mente. Este es el propósito de aquellos que fueron rescatados de la oscuridad a la luz admirable, ser cómo Él: santas como Él es santo. En este propósito el pecado no cabe, por eso, cada día debemos despojarnos del pecado, renovar nuestra mente en la Biblia y vestirnos de Cristo. Así que, no simplemente fallamos, realmente pecamos, el saber esto es realmente liberador, no tenemos por qué minimizar ni justificar nuestras acciones, porque confesarlas nos conduce al Salvador, uno que no nos desprecia cuando vamos a Él con corazones contritos y humillados (1 Jn 1:7-9). 

 

Aprende

¿Qué es el pecado?

Vive

Lee Romanos 7:15-8:2. Encuentra los contrastes y haz un resumen de lo que Pablo está enseñando. Luego, escribe las áreas donde te es difícil obedecer a Dios y ora al Señor para su pronta ayuda.

Lidera

¿Cómo estás ayudando a otros con su pecado?

 

Recursos

https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/que-ensena-la-biblia-sobre-el-pecado/

https://iglesiareforma.org/tambien-pecan

 

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