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¡Ayuda! ¡Mis finanzas son un desastre!

¡ayuda! ¡soy millennial! Jul 13, 2021

BULLET POINTS

  • Jesús nos enseña que nuestra preocupación por las finanzas es un problema del corazón (Mt 6:24-33).
  • Convertimos al dinero en un dios porque nos da seguridad y alegría.
  • Si nuestra identidad, satisfacción y plenitud están determinadas por el dinero, nos sentiremos desdichadas, incompletas y fracasadas el día que nos falte.
  • Entonces, ¿qué hacemos? Jesús dice: busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y nunca les faltará lo que necesitan.
  • Ojo, lo que necesitan no es lo mismo a lo que desean. Cuando buscamos el reino de Dios y su justicia primero, nos sabemos satisfechas y completas.
  • Cada día oramos por responder a la bondad de Dios de darnos otro día de vida del cual Él tiene el control. 
  • Si nos preocupamos de más, la cruz siempre está presente para su perdón y esperanza, recordando que la vida en este mundo no es el final.

¡AYUDA! ¡MIS FINANZAS SON UN DESASTRE!

Es una realidad que el dinero es necesario en este mundo caído. También es cierto que el manejo de las finanzas es el resultado de la toma de decisiones. Los cristianos sabemos que las decisiones provienen del corazón, y cuando se trata de dinero, es solo a través de la organización de nuestras prioridades que podemos hacer un uso adecuado de los bienes que Dios nos da. La pregunta es: ¿a quién sirves?

¿A quién sirves? 

“Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o apreciará a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas” (Mt 6:24 NBLA). 

Jesús enseña a sus discípulos un principio fundamental en cuanto al dinero: no se trata de si tenemos mucho o poco, sino de cuánto lo amamos, y esto se refleja en el uso que le damos. Si algo nos gobierna, ese es nuestro señor. Por lo tanto, si servimos a las riquezas, aborrecemos a Dios. En cambio, si amamos a Dios, aborrecemos las riquezas. 

Ahora bien, el dinero sirve para suplir las necesidades básicas, pero también nos da acceso a adquirir aquellas cosas que nos hacen ver o sentir bien. Compras compulsivas para calmar la ansiedad o llenar algún vacío, compras para aparentar o agradar a alguien más… ¿con qué te identificas? Sabemos que somos dominadas por el dinero cuando lo que nos mueve es cómo nos sentimos con la cantidad que tenemos o cuando los demás nos aprecian por las cosas materiales que contamos. Cuando caemos en esto, lentamente nos olvidamos de Dios y de su reino.

¿Por qué te preocupas? 

“Por eso les digo, no se preocupen por su vida, qué comerán o qué beberán; ni por su cuerpo, qué vestirán. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa?” (Mt‬ ‭6:25‬ ‭NBLA‬)‬ «Por tanto, no se preocupen, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que el Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas» (‭‭Mt‬ ‭6:31-32‬ ‭NBLA).‬‬

¿Qué sucede cuando gastamos sin medida? Problemas financieros, deudas, llamadas de teléfono de las compañías de tarjeta de crédito.  Cuando permitimos que el dinero gobierne nuestra vida, la culpabilidad y la preocupación se encargan de ocupar un lugar en nuestra mente. Esto nos aleja de Dios, a quien verdaderamente necesitamos recurrir y quien ha prometido no dejarnos sin comida, bebida ni ropa. 

Jesús dice que los gentiles (no creyentes) se preocupan por estas cosas, pero que, nosotras, que tenemos un Padre celestial en los cielos que nos cuida, no debemos preocuparnos. Porque, cuando nos encontramos en aprietos financieros, sufrimos por no tener suficiente dinero para cubrir nuestras necesidades básicas, pero debemos recordar que su salvación de vida es mucho más importante, así que este asunto es de fe, “¿no hará Él mucho más por ustedes, hombres de poca fe?” (Mt 6:30).  

La fe es puesta a prueba cuando aquello en lo que confiamos nos falla. Porque lo creado no nos satisface; un estilo de vida no nos define; no construimos nuestro reino para nuestra gloria por medio de la provisión que Dios nos ha confiado; sino que invertimos en el reino de los cielos porque tenemos al Rey de reyes cuidando de nosotras.

¿Cómo vivir cada día? 

“Pero busquen primero su reino y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por tanto, no se preocupen por el día de mañana; porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástenle a cada día sus propios problemas” (Mt 6:33-34 NBLA). 

Nuestras finanzas son un desastre cuando nuestras prioridades están mal organizadas. Ya sea que estemos en un tiempo de escasez o atravesando alguna situación en particular, Dios usará todo para que confiemos en Él. El principio del reino de Dios es claro: busca primero su reino y su justicia. Por eso, acércate a Cristo en fe, arrepiéntete de tu pecado de servir más al dinero que amar a Dios, o por desconfiar cuando te ha faltado.

Después de buscar a Dios, habla con alguien que te ayude a ordenar tus finanzas y arma un plan, poniendo como prioridad el pago de deudas. Sé honesta en tus debilidades en cuanto al dinero. Somos libres para reconocer nuestras fallas y acercarnos al trono de la gracia.

Y por último, vívelo. ¿Cómo? Al no preocuparte por el día de mañana. Porque no sabes que acontecerá, solo Dios. Esto es lo más difícil. Porque significa que necesitas soltar el control que creías tener sobre el dinero y tus decisiones. Crece en el conocimiento y amor a Dios para que nada ocupe su lugar en tu corazón. Si bien necesitamos el dinero en este mundo caído, lo que más necesitamos es a Jesús. 

Recursos para leer más:

APRENDE

Mateo 6:19-21 (NBLA) dice: “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. 

Según este versículo, responde: 

  • ¿En dónde debemos acumular tesoros? 
  • ¿Qué significa que donde esté nuestro tesoro ahí estará nuestro corazón?

Tanto acumular como despilfarrar habla de tu corazón. La solución es ver a Cristo como tu mayor tesoro, puesto que en Él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento (Col 2:3).

VIVE

¿Cómo están tus finanzas? Si llegaste hasta aquí porque son un desastre, es momento de que busques ayuda con un experto. Ora por tu corazón y sé firme en el plan que te hayas propuesto. No lo escondas, habla y pide ayuda.

Si tus finanzas se encuentran en orden, acércate a alguna amiga a la que puedas apoyar en esta área. Juntas, oren y anímense a mantener a Dios en el centro de su corazón.

LIDERA

Salir de deudas o empezar de nuevo puede ser difícil. Quizás puedas hablar de esto en tu comunidad, ayudar a otras al contar tu experiencia y que Dios permita buenas ideas para ayudarse mutuamente

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