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Ceniza

Feb 17, 2021

Porque polvo eres, y al polvo volverás.

Génesis 3:19

Cuando Mardoqueo se enteró de todo lo que se había hecho, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto, se cubrió de ceniza y salió por la ciudad dando gritos de amargura.

Ester 4:1

De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por tanto, me retracto de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza.

Job 42:5-6

Entonces me puse a orar y a dirigir mis suplicas al Señor mi Dios. Además de orar, ayuné y me vestí de luto y me senté sobre cenizas.

Daniel 9:3

La práctica de cubrirse de cenizas está documentada por autores cristianos desde la antigüedad (Tertuliano y Eusebio). De hecho, el Concilio de Nicea en el 325 d. C. aceptó esta práctica como válida, por lo que se quedó como la marca del comienzo de la Cuaresma. Las cenizas buscan representar en lo externo una realidad interna, esto es, un corazón de luto, arrepentido, contrito, entristecido y reverente. En nuestros días, son pocas las iglesias protestantes que celebran el miércoles de ceniza; sin embargo, iglesias católicas romanas, episcopales, luteranas, anglicanas y algunas presbiterianas aún practican esta tradición. Sin embargo, no es necesario acentuar la contrición asistiendo a algún culto religioso en la celebración de un miércoles de ceniza, porque de acuerdo con la Palabra de Dios la práctica del arrepentimiento es un imperativo en la vida cristiana día con día.De acuerdo con la tradición católica, la Cuaresma comienza con el llamado «miércoles de ceniza». Como cristianas evangélicas, no católicas, es una práctica que no debemos hacer. Sin embargo, sí podemos aprender del simbolismo de la ceniza.

Querida hermana, este es precisamente el objetivo de estos devociona- les, de estos 40 días, que al paso del tiempo seamos confrontadas con la santidad de Dios, con nuestros problemas de pecado, y conozcamos acerca del pago que hizo Cristo en la cruz para salvarnos de la condenación eterna; para que seamos sorprendidas por quién es Dios y qué ha hecho para llevarnos hacia el arrepentimiento continuo, a una vida de rendición al Señor y al goce de Su amor divino.

El testimonio del profeta Daniel puede ayudarnos a entender mejor esto. Pongamos atención a su oración. Daniel estaba en exilio, sus tierras en Jerusalén habían sido invadidas y destruidas por Babilonia. Él y sus compatriotas habían sido tomados presos y llevados a tierras lejanas donde había nuevas costumbres, nuevos dioses, nuevas ideas, etc. Pero Daniel sabía que estas circunstancias eran una consecuencia de la desobediencia y rebelión del pueblo contra Dios. Así que en humildad de espíritu y reconociendo que él y toda su gente eran culpables, Daniel se cubrió de ceniza y se puso a orar. Su oración será nuestra base para entender que si reconocemos nuestra rebeldía y culpabilidad hacia Dios, estaremos dando el primer paso para obtener Su gracia del perdón. El entender que todas somos pecadoras ante Dios hará posible que podamos conocer y obtener la gracia del perdón y ver la gloria de la cruz del Calvario.

Daniel comienza su oración alabando, es decir, con el entendimiento pleno de quién es Dios. Daniel nos muestra que Dios es grande, soberano, fiel. Daniel pone a Dios en el centro, para luego recordar las cualidades o atributos que lo caracterizan. El arrepentimiento no puede ser real sin la comprensión bíblica de quién es Dios. Nuestra primera comprensión de Dios por lo regular proviene de la cultura; pero Dios en Su Palabra se ha revelado tal cuál es. Dios no es quien la cultura dice que es; Dios es quien dice Él mismo ser, y eso ha quedado registrado en la Biblia. De allí debe venir toda comprensión de Dios. Lee tu Biblia cada día.

Después de adorar, Daniel se enfocó en su oración de confesión de su pecado. Y era una lista larga: rebeldía, desobediencia, apatía e increduli- dad. El arrepentimiento personal debe ser sobre algo claro, preciso, que entendamos bien sobre qué estamos pidiendo perdón a Dios. Un reconoci- miento de nuestra culpabilidad en todo aspecto de nuestra vida. Debemos tener una comprensión del peso y el juicio que nuestro pecado conlleva.

 

Nuestra cultura toma el pecado muy a la ligera, como algo sin importancia;

sin embargo, Dios dice en Su Palabra lo ofensivo y terrible que es el pecado.

En tercer lugar, Daniel se enfoca en reconocer el castigo que el pecado merece. Para Dios no hay pecaditos blancos. Pecado es pecado, y todo pecado merece la muerte eterna. (Romanos 6:23a). Por tanto, debemos en- tender la gravedad de nuestro propio pecado y el juicio que merece, para así poder considerar la necesidad de ir a la cruz.

Finalmente, Daniel se enfoca en la misericordia de Dios, que tiene su base en Su gloria, Su nombre y Su reino. Daniel conocía las promesas de Dios y Su amor, por tanto, sabía que Dios es misericordioso, por lo que po- día obtener Su perdón.

La Cuaresma debe ser un periodo de tiempo que sirva principalmente para enfocarnos en la Escritura y que podamos entender quién es Dios, quiénes somos nosotros y nuestra necesidad de salvación. Esto y más es lo que estaremos explorando estos 40 días.

Aprende

  • ¿Qué significaba la práctica de «cubrirse con cenizas»?
  • ¿Cuáles fueron los pasos que siguió Daniel en su oración a Dios?

Vive

  • De acuerdo con lo que has leído o escucha- do sobre quién es Dios, busca versículos que confirmen Sus atributos.
  • Escribe comportamientos, actitudes o pensamientos que ofenden el carácter de Dios.
  • Busca en tu Biblia promesas de perdón y escríbelas en tu diario.

 

Lidera

  • Comparte con alguna persona no creyente tu historia de perdón y reconciliación con Dios.

 

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