¿De qué te alimentas en tus redes?
Oct 01, 2025
- Lo que consumimos será lo que finalmente terminamos creyendo.
- Lo que creamos servirá a nuestros ídolos, en lugar de obedecer a Dios.
- Si consumimos mucho contenido en redes sociales podemos experimentar comparación, desesperanza e insatisfacción.
- Si deseamos sabiduría, prudencia y piedad debemos recurrir a la Biblia.
- El problema no es lo que consumimos sino lo que nuestro corazón desea.
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¿De qué te alimentas en tus redes?
Por Gaby Puente
Si revisas tus redes sociales, mientras navegas por internet o conversas con tus amigas, podrás ver cómo comienzas a recibir contenido relacionado con el tema que buscabas o con la conversación que tenías, ¿y qué crees? Esto no es una coincidencia. Muchos artículos e investigaciones han expuesto que las grandes compañías nos escuchan por medio de nuestros celulares, con el propósito de vendernos un producto o una idea.
Nada ha sido comprobado hasta ahora, pero de algo estoy segura: nuestras vidas están influenciadas por la información que elegimos consumir. Quizá no te des cuenta, pero el algoritmo de las redes sociales está diseñado para ofrecerte respuestas, contenido y recomendaciones basadas en tus preferencias. La información que el algoritmo te muestra, se forma a partir de tus patrones de comportamiento, tus «me gusta», las cosas que compartes o las que observas con más detenimiento.
La conectividad y la velocidad con la que viaja la información han moldeado nuestra mente para demandar más contenido y menos profundidad, y sin cuestionar si todo lo que pasa ante nuestros ojos es verdad. Por tal razón, las redes se convierten en un eterno agujero de información que puede volverse adictivo.
Pero, ¿qué tan útil y qué tan peligroso puede ser el contenido que consumimos a diario en nuestras redes? ¿Por qué nos engancha y llama tanto nuestra atención?
¿Por qué ves lo que consumes?
Porque nos da respuestas inmediatas, placer instantáneo y certezas «concretas». Te lo mencioné más arriba: somos lo que contemplamos y, lamentablemente, muchas de las cosas que vemos son inútiles para la eternidad, pero sí útiles para la comodidad. Ahora bien, esto sucede porque gracias a estímulos sensoriales, las redes nos otorgan oxitocina y dopamina como caramelos. Así que cualquier otra cosa que no sea la Palabra de Dios se vuelve adictiva.
Te has preguntado: ¿qué emociones o sensaciones te produce lo que ves? Puede ser que tus respuestas varíen, desde descanso hasta alegría, desde aceptación hasta validación. Por tal razón, quiero que medites en lo que estás buscando o cualquiera que sea el sentimiento que se produce en ti al ver Instagram, Facebook u otra red social. Piensa en qué es lo que estás sintiendo y si eso te genera paz, además, evalúa a dónde te lleva el contenido que consumes.
Para darte un ejemplo acerca de esto, quisiera contarte el caso «Fanny». Hace algunos meses tuve una consejería con ella, quien es es community manager y su trabajo consiste en monitorear las redes sociales de su empresa. Lo interesante de esto es que poco a poco comenzó a desarrollar ansiedad e insomnio. Al preguntarle acerca de sus hábitos, afirmó que sus ojos veían y consumían publicaciones que mostraban un estándar de piedad y sabiduría cristiana perfecto.
Por lo que le comenté: «Fanny, y cuando te aparecen esas publicaciones, ¿qué es lo que piensas?». A lo que ella respondió: «Pienso que Dios no está satisfecho conmigo, que tengo que hacer muchas cosas y pensar en muchas cosas para estar bien con Dios». Sutilmente, mi querida hermana había comenzado a creer que necesitaba mostrar la imagen que las redes sociales construyeron sobre piedad, sabiduría y feminidad. Pero sin la necesidad de ir a la Palabra por sí misma o de contemplar a Cristo, como la fuente de su crecimiento, en todos estos frutos. Su mente estaba enfocada en la percepción de otros sobre su vida cristiana y no en la perspectiva de Dios.
Las redes sociales informaron su creencia y sembraron en su corazón la idea que «nunca iba a dar la talla para ser aceptada por Dios y por otros» y la manera en la que se reflejó en su comportamiento fue a través de episodios de ansiedad y de una culpa constante.
Fanny tenía que lidiar con publicaciones de influencers cristianos, iglesias, líderes de ministerio, de modo que muchas voces hablaban a su mente y, por ende, le formaban creencias. Unos le decían: «Debes hacer esto» y otros: «No debes decir aquello». Así que esta sobreexposición la abrumó y la alejó más de lo que deseaba.
El contenido que alimenta nuestro pensamiento
Hermana, la verdad es que si consumimos la sabiduría del mundo, como nuestra dieta principal, y la Palabra de Dios como nuestro cafecito por las tardes, entonces, terminaremos espiritualmente enfermas. Lo que vemos, escuchamos, scrolleamos y a lo que le damos like construirá nuestra identidad y significado. Por tal razón, meditemos en el contenido que se encuentra en nuestras redes y en cada uno de los conceptos que nos informan. Preguntémonos también: ¿cuántos de ellos nos empujan a leer, meditar, escuchar y contemplar la Palabra de Dios? ¿Cuántos alimentan tu comodidad, egoísmo, placer y deseo de éxito? ¿Cuántos te empujan a la comparación? ¿Cuántos te arrojan al consuelo a orar en las Escrituras?
En las redes sociales nunca encontraremos el consuelo total que nos da leer y meditar en la Palabra de Dios. Incluso los materiales y las prédicas de hombres no se comparan con el dulce tiempo que puedes pasar mientras lees y escuchas lo que Dios tiene para tu vida. Imagina que el tiempo que pasas en redes sociales es, en realidad, el que empleas para conocer a Dios mediante la Biblia (Os 4:6). Imagina cómo sería tu crecimiento en sabiduría, esperanza, confianza y fe. Dios nos ama, sin importar nuestra situación, pero no podemos adquirir todas sus promesas, si constantemente invertimos nuestra energía y tiempo en nuestro Reino (Sal 19).
Soy testigo de que hay excelente contenido en redes sociales que nos acercan a Dios y nos ayudan a meditar en sus verdades; sin embargo, un 10 % son cosas buenas y un 80 % nos distraen, desaniman y dan un falso sentido de pertenencia.
Contenido que edifica
Ahora, la respuesta para algunas puede ser dejar sus redes sociales por un tiempo, para otras puede ser borrar definitivamente tu perfil y para otras poner un límite de tiempo en tu celular. Pero todas esas cosas solo cambiarán tu comportamiento más no tu corazón. Así que el verdadero cambio ocurre cuando nos arrepentimos y buscamos primero a Cristo. Por lo tanto, nuestra misión es entender el por qué buscamos cierto contenido, y preguntarnos si es por respuestas, por certezas, por ignorancia o para un sentido de significado, pertenencia o ego. Piensa en que cualquier cosa que llegue a tus ojos te llevará a adorar algo y ¡gracias a Dios si es a poner tus ojos en Jesús y en la esperanza de vida eterna! Pero si es hacia algo contrario, toma las medidas adecuadas.
La solución
Amiga mía, esto no es fácil, debes morir a ti, mientras evalúas qué clase de contenido te ofrece descanso antes que tu Buen Pastor. Naturalmente buscaremos caminos lejos de Él, pero en su bondad, al leer este artículo, te brinda la oportunidad de correr en oración a preguntarle aquello de Instagram o de Facebook que no le agrada. Créeme, el proceso es difícil.
Por su amor, Dios trajo una situación a mi vida que me permitió ver que muchas de las cosas que publicaba o daba «me gusta» solo cumplían el propósito de crear una pantalla para mi reputación. Poco a poco, al darme cuenta de mis ídolos, mi decisión de cerrar por tiempo indefinido mis redes se hizo más clara. No sé si las vuelva a abrir, pero por ahora sé que fue necesario para que mi corazón fuera cautivado con más tiempo en su Palabra.
El proceso tampoco es divertido, como dije al principio del párrafo, morir a uno mismo es doloroso, pero me sostengo de la promesa que si soy fiel en lo poco, cosecharé mucho y no sólo aptitudes morales y habilidades, sino convicciones profundas de que Cristo me ama, que es suficiente y que está en control. No digo que esto sea lo que debes hacer, pero, en oración, busca rendirle cada publicación, video y escrito que consumes a los pies de Cristo y pregúntate si esto te ayuda a conocerlo a Él o solo conocer de Él.
Aprende
- Lee todo el salmo 119 y subraya cada vez que aparece la palabra mandamientos, estatutos, palabra, preceptos, ordenanzas y todas las cosas que hablan de la Palabra
- Reflexiona sobre las siguientes preguntas:
- ¿Cuáles son los beneficios de leer la Palabra?
- ¿Cuáles son los beneficios de consumir contenido en redes sociales?
- ¿Qué harías si limitas tu lectura de la Biblia?
- ¿Qué harías si limitas el contenido de las redes sociales?
Vive
- Pídele al Señor claridad para ver qué clase de contenido en tus redes debe ser eliminado, suspendido o limitado.
- Haz una depuración de todas las publicaciones que no necesitas porque causan comparación, ansiedad o tristeza.
- Pon como meta pasar un tiempo en la Palabra de Dios y en la oración, antes de ver tus redes puedas
Lidera
- Esta semana, cada vez que tengas la tentación de hacer scrolling, ve a un perfil de Instagram o de Facebook, donde sabes que encontrarás pasajes de la Biblia o frases de creyentes, y escribe algunas de ellas en hojitas y compártelas con tus amigas.
Recursos
https://www.youtube.com/watch?v=Qg9ezS4034o
https://www.youtube.com/watch?v=8rGtgDkYJo0
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/plan-lectura-biblica-mcheyne/
https://www.coalicionporelevangelio.org/libro-del-mes/orando-la-biblia/
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