Suscríbete

Él ama a otra mujer

amor amor no correspondido corazón roto desamor esperanza Nov 05, 2025
Él ama a otra mujer
  • No es sencillo reponerse de un desamor.
  • Hay un tiempo para todo. Cuando nos rompen el corazón, está bien llorar.
  • El enojo no es una buena cura para el corazón roto. El enojo no sana un corazón herido.
  • Podemos acudir a Cristo, Él entiende nuestro dolor.
  • Dios es experto en sanar y restaurar nuestros corazones rotos.

 

Suscríbete gratis aquí para conocer los recursos bíblicos que te acercarán más a Dios y a conocer su Palabra.

 

Él ama a otra mujer

Escrito por Karla de Fernández

¡Ay, no me toquen ese vals porque bailo! No sé si exista alguna estadística de a cuántas mujeres se nos rompió el corazón cuando nos dimos cuenta de que el hombre del que estábamos enamoradas, bueno, amaba a otra mujer. 

Especulo que se trata de un número inmenso de casos, si no, ¿cómo es posible que existan canciones de desamor que son un éxito por años y años, canciones que son cantadas a todo pulmón y con el corazón roto en la mano?

Ahora, quiero aclarar que, en esta ocasión, me refiero al desamor que se experimenta cuando no es nuestra pareja, no es nuestro novio o esposo, sino el hombre que hemos idealizado, el amigo que con el paso del tiempo se va metiendo en nuestro corazón. Te hablo de ese amigo que está presente en nuestro día a día, que nos escucha, nos entiende, que se convierte en el hombre ideal para nosotras. 

No es sencillo reponerse de un desamor. Solemos enamorarnos, muchas veces, sin tener la seguridad o certeza de que la persona en cuestión siente lo mismo por nosotras. Nos dejamos llevar por sus atenciones, por su atractivo físico, por la forma en que nos trata, porque nos entiende, pero tal vez no sienta lo mismo que nosotras.

Se supone que no debería existir el desamor. Recordarás cuando Dios creó a Adán y Eva, ambos existían el uno para el otro. Aun después de la rebelión, no se menciona que hubiera desamor, sin embargo, conforme la narrativa bíblica continúa, podemos ver que en muchas de las historias de sus personajes se encuentra el desamor. No está solo entre parejas, sino entre hermanos de sangre y, por si fuera poco, en la humanidad en general. 

No debería existir, sin embargo, existe, daña y lastima. Pero, como sabemos, todo aquello que nos lleve a los pies de la cruz, así sea algo doloroso, es para nuestro bien y para la gloria de Dios, pues nos acerca a Él. En mi caso, fue el desamor el que me llevó a buscar a Dios con más intencionalidad. Necesitaba llenarme de su amor y recordarle a mi alma que ese amor es todo lo que necesito, su amor es más que suficiente. 

Quizá estés en esa misma situación, donde el hombre del que te enamoraste ama a alguien más o simplemente no te corresponde. ¿Qué podemos hacer? Quisiera darte el ABC de pasos para seguir y prometerte que estarás mejor al terminar de cumplir con ellos, pero la realidad es que cada una de nosotras experimenta el duelo de diferentes maneras. No obstante, es bueno recordarle a nuestra alma las verdades del evangelio, recordarle quién es en Cristo y cuál es su identidad. 

Está bien llorar 

Eclesiastés 3:1, 4a dice: «Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de llorar, y tiempo de reír». Hay un tiempo para todo. Cuando nos rompen el corazón, está bien llorar. Nos duele el rechazo; saber que no sienten lo mismo por nosotras por supuesto que lastima y nos duele. Está bien que lloremos y nos desahoguemos, pero no que hagamos de eso un estilo de vida. Llora y lamenta tu dolor. 

¿Qué hacemos después de eso?

No intentes olvidarte de él por medio del enojo

Sé que, cuando estamos dolidas por el desamor, muchas veces ese dolor se transforma en enojo y queremos acabar con todo lo que tenga que ver con la persona. Pero el enojo no es una buena cura para el corazón roto. El enojo no sana un corazón herido.

Nuestro dolor no necesita que le inyectemos enojo, sino amor, el mismo que viene de parte de la persona que murió por amor por quienes lo rechazaban y no lo amaban. Necesitamos ir a los pies de la cruz, con Aquel que entiende nuestro dolor (Heb 4:15), que se compadece de lo que estamos sintiendo, pero que también sana nuestro dolor. 

Si te animo a que ores por esa persona para bendecirla, para bendecir su relación con otra persona, para que le vaya bien y sea muy feliz, quizá te sientas ofendida. Sin embargo, no oramos por el bien de las demás personas porque nos aman, oramos porque Aquel que nos amó nos lo modeló en la cruz, cuando murió por nosotras. 

Dios no nos pide que vayamos a la cruz, sino que carguemos con ella y muramos a nosotras mismas, a nuestro deseo de venganza por el dolor que experimentamos. Él nos pide que amemos a nuestro prójimo como a nosotras mismas y también nos pide que amemos a nuestros enemigos y oremos por los que nos persiguen (Mt 5:44).

En medio de tu dolor, haz un espacio para el clamor; un clamor por ti y tu corazón, pero también por el hombre que lo rompió. Que Dios y el evangelio de Cristo brillen en medio de la situación.

Muestra compasión

A pesar de que te hirió o lastimó, a pesar de que te rompió el corazón, muestra compasión. No porque lo merezca, pero de seguro querrás seguir las pisadas del maestro cuando fue despreciado y desechado entre los hombres (Is 53:3), cuando nadie lo escogió, sino que Él nos escogió a nosotras (Jn. 15:16), cuando nos perdonó nuestros pecados y no nos rechazó.

Todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí; y al que viene a Mí, de ningún modo lo echaré fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer Mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que Él me ha dado Yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final. Porque esta es la voluntad de Mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en Él, tenga vida eterna, y Yo mismo lo resucitaré en el día final (Jn 6:37-40).

Un día a la vez

Eventualmente tu corazón será restaurado. En algún momento Dios unirá cada pedazo roto de tu corazón, Él es experto en sanar y restaurar nuestros corazones rotos. Llegará un día, con el favor y la gracia de Dios, en que podrás ver a esa persona que te rompió el corazón y no sentirás enojo ni dolor, sino gratitud y gozo porque, a través del dolor que te provocó, pudiste estar más cerca de tu Señor. 

Esta historia será parte de tus memorias y recuerdos. Podrás hablar de esa parte de tu vida sin dolor, sin culpa y sin remordimientos, porque hiciste lo que debías haber hecho: amar a tu prójimo; y, si es posible, en cuanto de ti ha dependido, estar en paz con todos los hombres (Ro 12:18). Que así sea, amén.

 

Aprende

  • ¿Aún hay algún rastro de dolor en tu corazón por el desamor? ¿Qué fue lo que Dios te mostró respecto a ese sentimiento?

Vive

  • Lee 2 Corintios 1:3-4 y, a la luz de esa verdad, responde en oración por ti y por la persona que amabas.

Lidera

  • Acompaña a una mujer que sepas que está en el duelo del desamor. Ora por ella y con ella y recuérdale las verdades del evangelio. Hazle saber que Dios la ama y que Él es quien puede sanar un corazón herido.

 

 

¡Únete a Reformadas hoy!

Y accede a los estudios Bíblicos gratuitos que satisfacen tu alma y aumentan tu fe.

¡Da clic aquí!