¿Qué nos distingue como cristianas?
Sep 22, 2025
- Toda creyente en Cristo ha recibido vida a través de su unión con el Señor. Esta vida no se puede fingir.
- La vida en Cristo se evidencia a través de nuestras buenas obras, es decir, los actos de obediencia a Dios.
- Conocer a Dios, es decir, tener una relación con Él nos transforma y nos capacita para producir buenas obras.
- En dependencia del Señor, los creyentes producimos buenas obras, no buenas ideas o intenciones.
- Estar sin fruto no es un estado deseable para el creyente, sino uno que debemos evitar a toda costa.
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¿Qué nos distingue como cristianas?
Y que nuestro pueblo aprenda a ocuparse en buenas obras,
atendiendo a las necesidades apremiantes, para que no estén sin fruto.Tito 3:14
La maestra del quinto grado nos llamaba a uno por uno para revisar el estado de nuestro germinador. Dos semanas atrás, habíamos traído al salón de clase semillas de frijoles negros, un frasco de vidrio, papel periódico y algodón para crear condiciones favorables y verlas crecer. Nuestro trabajo en los días siguientes era mantener con vida las plantitas. No se necesitaba mucho: solo agua y sol.
De algún modo, me las arreglé para no proveer ninguna de las dos cosas porque mi germinador había muerto al cabo de la primera semana. Después la maestra nos llamaba para la evaluación final. Las pequeñas ramas de mi germinador se caían por la sequedad. No había brillo. No había fruto. En un intento desesperado, acomodé todo para que el germinador pareciera vivo, y pareció funcionar. La maestra se acercó, vio el germinador y me calificó ¡con una nota sobresaliente! «No se dio cuenta», pensé. «De verdad creyó que el germinador estaba bien».
Uno de mis compañeros, sin embargo, no fue tan afortunado. Él ni siquiera trajo su tarea. Su excusa a la maestra fue que su germinador había muerto. Entonces, la maestra le dijo: «¿Y eso qué? El germinador de Natacha estaba muerto, pero igual lo trajo. Lo importante era traerlo». Así me enteré de que sí notó mi fracaso. Pero, claro, esto no debió haberme sorprendido. Después de todo, la vida no se puede fingir.
Tus acciones hablan de tu relación con Dios
Según las Escrituras, toda creyente en Cristo ha recibido vida a través de su unión con el Señor (Ef 2:5; Ro 6:11). ¿Cómo se manifiesta esa vida? En libro de Tito, en el Nuevo Testamento, su autor, el apóstol Pablo, dice que Jesucristo se entregó a sí mismo «para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo para posesión suya, celoso de buenas obras» (2:14).
Así pues, una persona redimida y purificada por la obra del Señor tiene un distintivo particular: las buenas obras, es decir, actos consistentes con la voluntad y el carácter de Cristo. Al igual que la vida en un germinador, la vida en Cristo tampoco se puede fingir. Esto se evidencia claramente a través de acciones concretas.
El mensaje no es: «¿Crees en Cristo? Entonces, actúa»; sino: «Porque crees en Cristo, sin duda, actuarás». ¡Las buenas obras distinguen a una fe viva y genuina!
En Tito vemos un contraste entre un grupo que aparentaba una vida en el Señor y el verdadero pueblo de Dios. Para demostrar la falta de sinceridad del primer grupo, Pablo apela a su comportamiento.
Según el apóstol Pablo, en la iglesia de Creta había «rebeldes, habladores vanos y engañadores». Su colaborador Tito debía confrontarlos. Estos rebeldes no tenían una verdadera comunión con el Dios verdadero. ¿Cómo lo sabía Pablo? ¡Por sus acciones! Pablo dice: «Profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan, siendo abominables y desobedientes e inútiles para cualquier obra buena» (v. 1:16). Estas personas decían tener una relación con Cristo, pero no tenían el fruto para demostrarlo.
Conocer a Dios, es decir, tener una relación con Él nos transforma y nos capacita para producir buenas obras. Por eso, cuando Pablo veía las acciones abominables, desobedientes e inútiles de estos rebeldes; sabía que no conocían a Dios de verdad. Una relación personal con Cristo nos capacita para mostrar su carácter.
Buenas obras, no buenas intenciones
A través del Nuevo Testamento, consistentemente se repite la idea de que conocer al Señor nos mueve a realizar actos de amor hacia los demás (Ef 5:9; Col 1:10). Ciertamente recibimos vida en Cristo como un regalo al poner nuestra fe en Él, pero manifestamos esta vida a través de acciones cotidianas de amor al prójimo.
En Tito, Pablo instruye al pueblo de Dios a aprender a «ocuparse en buenas obras […] para que no estén sin fruto» (v. 14). La exhortación era general, pero en la carta Pablo les presenta la ocasión de ponerla en práctica. En sus instrucciones finales, el apóstol les pide a Tito y a la iglesia ayudar a dos viajeros, Zenas y Apolos, en su paso por Creta (3:13). Estos hombres, siervos de Cristo, probablemente traían consigo la carta de Pablo. Al recibirlos, la iglesia debía esforzarse por proveerles todo lo necesario para seguir su camino: ropa, hospedaje, comida, etc.
Como resultado de conocer a Dios, los cristianos producimos buenas obras, no buenas ideas o intenciones. Por eso, los cretenses debían proveer ayuda práctica y real para los viajeros. En nuestra vida cotidiana, eso puede lucir de muchas maneras diferentes. Sin embargo, nuestra comunión con el Señor siempre debe traducirse en actos tangibles de obediencia a Dios. Estar sin fruto no es un estado deseable para el creyente, sino uno que debemos evitar a toda costa
Aprende
- ¿Es posible fingir la fe? ¿Por qué sí o por qué no?
- ¿Cómo sabía Pablo que los «rebeldes, habladores vanos y engañadores» no conocían a Dios?
Vive
- ¿De qué maneras has tratado de fingir tu fe?
- ¿Cómo puedes vivir tu fe con acciones concretas? Escribe una lista de cosas que podrías hacer esta semana para dar testimonio de tu fe.
Lidera
- Con una amiga, anímate a memorizar Tito 3:14 en tu versión favorita de la Biblia.
- Organiza un diálogo sobre las consecuencias de fingir la fe. Reflexiona con otras cristianas en cómo la comunión con Dios se traduce en actos tangibles de obediencia.
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