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¿Por qué las mujeres cristianas deberían cuidar sus cuerpos?

cuidado corporal mayordomía corporal mujer fitness vida fitness Aug 20, 2025
¿Por qué las mujeres cristianas deberían cuidar sus cuerpos?
  • El cristianismo no está en oposición a la vida saludable, de hecho, solo los cristianos pueden ser saludables porque son estos los que tienen la gracia de conocer la esperanza que arropa al cuerpo y al alma por la obra de Cristo en la cruz.
  • A través de la mayordomía corporal bíblica las mujeres cristianas enseñan a otras mujeres cómo Dios ve el cuerpo y la dignidad que la mujer posee, no por lo bella que puede llegar a ser por el ejercicio y la dieta, sino por el amor con el que Cristo las ha amado. 
  • En definitiva, la conversión produce en la mujer la capacidad espiritual de ejercer dominio santo sobre su cuerpo, por obra y gracia del Espíritu Santo, para dar gloria al Señor en el cuidado y uso apropiado que Dios le ha concedido.

 

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¿Por qué las mujeres cristianas deberían cuidar sus cuerpos?

Por Daniel Cabús

El cuestionamiento de la responsabilidad acerca del cuidado corporal deja en relieve varios conflictos en diferentes escenarios. A nivel saludable, hablando en el sentido físico y clínico en sí mismo, la falta del cuidado físico deportivo puede producir miles de enfermedades degenerativas y mortales en el ser humano. Según la Asociación Española de Cirujanos (2023, párr. 3), «la obesidad causa 2,8 millones de muertes al año en el mundo, reduce la esperanza de vida de 5 a 20 años y es el tercer factor prevenible que más reduce la calidad de vida». No obstante, a pesar de que las estadísticas de este tipo sean abrumadoras. Las instituciones gubernamentales estimulan a la población a tener un «estilo de vida activo», los cereales y la peor gaseosa que pueda existir traen una estampa que te impulsa a llevar un estilo de vida saludable. Sin embargo, siento decir que eso no sucede en la iglesia. 

Nuestro segundo conflicto se lleva a cabo en la comprensión espiritual sobre el cuidado corporal, esta duda «espiritual», a diferencia de la primera, potencia las enfermedades mencionadas y, peor aún, nubla el entendimiento santo que debe tener la iglesia sobre el cuerpo que Dios creó. Por ello, el cuidado corporal ha sido una tensión real en la comunidad cristiana durante mucho tiempo; en algunas esferas y denominaciones han visto el cuidado del cuerpo y, sobre todo en el cuerpo de la mujer, como un tabú, así que el cuerpo de la mujer ha sido empolvado y clasificado como un tema antiguo, difícil y conflictivo.

No es difícil pensar que la mayoría de las mujeres cristianas, sobre todo en Latinoamérica, pueden llegar a ser rechazadas en sus iglesias locales por mostrar signos, opiniones y una inclinación hacia el cuidado de sus cuerpos. Cuando me refiero al cuidado personal del cuerpo, no hablo únicamente del adiestramiento por parte de un entrenamiento físico, sino también al correcto descanso, a una dieta saludable o a una adecuada planificación del ocio; el cuidado corporal no tiene que estar limitado a lo que la gente conoce como ejercicio o vida fitness. Por esta razón, es importante que tengamos una observación panorámica y real de lo que es ser verdaderamente saludable. El cristianismo no está en oposición a la vida saludable, de hecho, solo los cristianos pueden ser saludables porque son estos los que tienen la gracia de conocer la esperanza que arropa al cuerpo y al alma por la obra de Cristo en la cruz.

Ahora bien, es necesario establecer esta primera observación, debido a que nos enfrentamos a una tensión realmente tangible entre la iglesia y el mercado de la salud. Aunque han pasado muchísimos años desde entonces, es mi opinión el hecho de que la iglesia del medioevo sigue teniendo fieles súbditos que afirman que la mujer no debe formar parte de ninguna actividad «banal» y «frívola», algunos te dirán incluso «carnal», como el cuidado corporal, el ejercicio y cualquier otra actividad semejante. 

Dicho esto, me gustaría presentar tres principios que motivan el cuidado corporal de la mujer en las Escrituras:

1. La mujer es un instrumento de vida:

Dios, en toda su soberanía, seleccionó a la mujer como el medio a través del cual se multiplicaría su gloria en la tierra (Gn 1:28) y el medio a través del cual su Hijo llegaría a este mundo (Lc 1:28). El papel de la mujer en la redención es sorprendente, pues no es necesario investigar mucho para darnos cuenta de que las mujeres de las Escrituras han marcado los cambios de rumbo de la historia. No obstante, después de la caída, a la mujer se le estableció que su labor de parto sería doloroso (Gn 3:16), pero con el avance de  la ciencia y las tecnologías deportivas hemos descubierto que el proceso de embarazo de una mujer puede ser altamente óptimo si ella se prepara. La preparación física, el acondicionamiento corporal para una mujer que está buscando quedar en estado de embarazo es sumamente importante. Aristóteles en Política VII 16, 1335b menciona:  

es preciso también que las embarazadas cuiden su cuerpo, no abandonándose a la indolencia ni sirviéndose de una alimentación insuficiente. Y eso el legislador puede conseguirlo con facilidad ordenándoosla que den un paseo todos los días […]. En cambio, la mente, al contrario que el cuerpo, conviene que pase el tiempo con mayor relajación, pues es evidente que las criaturas reciben la influencia de quien las lleva, como las plantas de la tierra.

Es evidente que, desde la antigüedad, el desarrollo de la educación física se venía preparando como una potente plataforma, no solo para el desarrollo físico, sino como un medio fabuloso de la educación integral. Así que es precisamente eso último lo que el apóstol Pablo utilizaría con mucha sabiduría para sus analogías en relación con la vida cristiana y la disciplina a la que está llamado el cristiano del primer siglo y, por supuesto, el del siglo XXI.

2. La mujer es influencia en su comunidad:

Cuando pienso en una mujer que fue de gran influencia en mi vida, me viene a la mente mi madre, la culpable de que ame las ensaladas, las verduras y el pollo a la plancha. Quizás también tu madre lo fue para ti y, si nos remontásemos dos mil años atrás, observaremos cómo la influencia de fe y la conducta también son producto del esmero que las madres y las abuelas producen en su círculo. Timoteo puede dar fe de ello (2 Ti 1:5-7) y también el profeta Samuel (1 S 1). En ese sentido, al modelar la fe que produce el evangelio, las mujeres cristianas están capacitadas para modelar a Cristo, incluso en la forma en la que administran sus cuerpos. Independientemente del rol personal que desempeñen las mujeres cristianas, cada una de ellas, como madres, esposas o solteras, tienen la oportunidad de apuntar a la gloria y la belleza, no de ellas mismas, sino de su Creador. 

A través de la mayordomía corporal bíblica, las mujeres cristianas enseñan a otras mujeres cómo Dios ve el cuerpo y la dignidad que la mujer posee, no por lo bella que pueda llegar a ser por el ejercicio y la dieta, sino por el amor con el que Cristo las ha amado desde antes de la fundación del mundo, desde antes de comenzar la dieta y, por supuesto, ya sea que haya cambio físico o no.

3.El cuerpo de la mujer también es templo del Espíritu Santo:

Desafortunadamente, el cuerpo femenino es utilizado por la industria y cualquier otra plataforma de contenido para vender y producir sensaciones en cualquiera que sea el nicho objetivo. Ya sea para atrapar a los hombres o ponerlas en contra de otras mujeres, el cuerpo de la mujer es el centro de comando donde se producen los grandes movimientos de la moda y los movimientos estratégicos políticos. 

No obstante, los cuerpos de la mujer y del hombre no fueron creados para ningún interés humano, sino que son para la gloria de Dios. Las mujeres cristianas han sido elegidas en Cristo por el puro afecto de la voluntad de Dios (Efesios 1:5), pues cuando el corazón de una mujer escucha la Palabra de Dios y esta actúa en su corazón, el Espíritu Santo regenera su corazón (Efesios 1:13) y cambia su identidad. La respuesta humana (pero no solamente humana) de la mujer es la conversión; el arrepentimiento y la fe surgen del corazón que ha sido cambiado por El Espíritu Santo. El cuerpo que esta mujer utilizaba para su deleite ahora es morada sobrenatural del Espíritu Santo de Dios. Además, este cuerpo transformado es impulsado a ser obediente y a hacer todo lo que sea santo y agradable a su Señor. Así que esta mujer ha pasado de ser una tirana de su cuerpo, a tener mayordomía del cuerpo que ahora le pertenece al Señor.

En definitiva, la conversión produce en la mujer la capacidad espiritual de ejercer dominio santo sobre su cuerpo, por obra y gracia del Espíritu Santo, para dar gloria al Señor en el cuidado y uso apropiado que Dios le ha concedido. ¿Por qué las mujeres cristianas deberían cuidar sus cuerpos? Porque estos son la morada de la presencia del Dios creador de todo lo que existe; eso es suficiente para cuidar el cuerpo que le pertenece a Cristo por la gracia conferida desde la corte celestial.

 

Aprende

  • Dios diseñó a la mujer como instrumento de vida (Gn 1:28) y medio para la venida de Cristo (Lc 1:28).
  • El cuerpo femenino tiene un propósito divino que trasciende las expectativas culturales.
  • La mujer cristiana tiene triple propósito en el cuidado corporal:
    1. Es instrumento de vida
    2. Es influencia en su comunidad
    3. Es templo del Espíritu Santo
  • El cuidado del cuerpo no es «banal» o «carnal», sino parte integral de nuestra mayordomía cristiana.

Vive

  • Reconoce tu cuerpo como un don de Dios para Su gloria, no solo para objetivos estéticos.
  • Cuida tu salud como parte de tu testimonio y ministerio, no por presión social.
  • Integra el cuidado físico (ejercicio, descanso, nutrición) como parte de tu vida espiritual.
  • Evalúa si tus hábitos de salud reflejan tu identidad como templo del Espíritu Santo.
  • Usa tu experiencia de cuidado corporal para influenciar positivamente a tu familia y comunidad.

Lidera

  • Inicia un grupo de apoyo para mujeres embarazadas enfocado en el cuidado físico y espiritual.
  • Organiza caminatas o ejercicios grupales que incluyan un tiempo de oración y reflexión bíblica.
  • Comparte recetas saludables y consejos de nutrición desde una perspectiva cristiana.
  • Desarrolla un ministerio de salud integral en tu iglesia, que combine el cuidado físico con la madurez espiritual.
  • Mentorea a mujeres jóvenes sobre cómo cuidar su cuerpo de una manera que honre a Dios.
  • Crea recursos que ayuden a otras mujeres a entender la conexión entre el cuidado corporal y su fe.

Recuerda: El cuidado del cuerpo no es opcional para la mujer cristiana, sino una expresión de nuestra mayordomía y adoración a Dios. No lo hacemos por vanidad, sino porque nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo y herramientas para su gloria.

 

Referencias
  1. AEC. 2023. La obesidad causa 2,8 millones de muertes al año. https://www.aecirujanos.es/La-obesidad-causa-28-millones-de-muertes-alano-en-elmundo_es_13_160_0_0.html#:~:text=quienes%20la%20padecen.-,La%20obesidad%20causa%202%2C8%20millones%20de%20muertes%20al%20año,reduce%20la%20calidad%20de%20vida 
  2. Cabús, D. (2024). Entrena tu corazón, la mayordomía corporal bíblica. B&H.

 

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