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¿Hasta cuándo, oh, Dios?

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¿Hasta cuándo, oh, Dios?
  • Todas tenemos, al menos, un anhelo no cumplido.
  • Tenemos anhelos espirituales, materiales, ministeriales y anhelos que son exclusivos con nuestro diseño de mujer.
  • Un anhelo no cumplido no significa que Dios nos haya olvidado.
  • Mientras esperas, háblale a tu alma, recuérdale la gracia y la bondad de Dios.
  • Dios conoce cada anhelo de nuestro corazón.
  • Que nuestro mayor anhelo sea el regreso glorioso de Jesús.

 

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¿Hasta cuándo, oh, Dios?

Por Karla de Fernández

Todas las personas a las que he conocido y con quienes he tenido la oportunidad de conversar tienen algún anhelo no cumplido. Chicos, grandes, ancianos, hombres, mujeres, todos. Siempre  hay algún deseo que quisieran ver realizado en sus vidas, algún anhelo que está muy presente en su corazón, por el cual oran y esperan en el Señor. 

Con seguridad tienes algún deseo con el que esperas que Dios, en su gracia, te favorezca. Yo también lo tengo, no solo uno, tengo varios anhelos ahora mismo que aún no los veo cumplidos, pero también tuve ilusiones que sé que Dios, en su sabiduría, no me concedió. 

Saber eso duele, pero la espera de los anhelos que aún están presentes en nuestros corazones por supuesto que duele también. Duele porque, aunque tenemos la certeza de que Dios nos escucha, no estamos seguras de si responderá de la manera que esperamos. 

Dios en silencio

Hay diferentes tipos de anhelos, de deseos que queremos ver cumplidos en el futuro. Muchas tenemos anhelos materiales, espirituales, ministeriales; deseos que tienen que ver con nuestras familias o con nuestro diseño de mujer. 

Podrás ver que los anhelos apuntan a lo que esperamos en el futuro; no tenemos la certeza de que se cumplirán. Eso implica una espera… una larga espera, no por el tiempo en sí, sino por nuestro deseo de tenerlo pronto. 

Mientras esperamos, muchas veces con dolor, hay una mentira que puede venir a nuestra mente: «Dios está en silencio. No le importa mi dolor, ni mis anhelos». Esos son pensamientos que pueden lastimarnos mucho más de lo que pueda decirte, porque el hecho de creer que Dios no tiene cuidado de nosotras, no nos escucha, no responde, es dañino para nuestra alma y va contra la naturaleza de Dios.

¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, Sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvidara, Yo no te olvidaré. En las palmas de Mis manos, te he grabado; Tus muros están constantemente delante de Mí (Is. 49:15-16, énfasis añadido).

No dudemos ni por un segundo del amor y cuidado de Dios para con sus hijas. No pequemos dudando del amor de Dios. Un anhelo no cumplido no significa que Dios nos haya olvidado. Él nos ama con amor eterno. Por eso mismo es que podemos ir con confianza a presentarnos delante de Él, en arrepentimiento y fe, a pedir perdón por pensar que Dios no tiene amor de Dios para nosotras porque no recibimos lo que anhelamos.

Dios nos ama, aun cuando permanezca en silencio mientras esperamos la respuesta a nuestros anhelos. Dios cuida de nosotras, aunque pareciera que estamos solas en medio del desierto y vemos cómo nuestros anhelos se van alejando más y más en el horizonte. 

Confía y alaba

Sé que no es sencillo esperar por algo que en verdad anhelamos, que en verdad deseamos ver en nuestras vidas o en la vida de alguien más. Sé que tenemos la expectativa de recibir una respuesta afirmativa de parte de Dios y muchas veces nos imaginamos con ese anhelo ya cumplido y nos emociona el solo pensarlo.

Quiero animarte en este día a dos cosas: 1) que confíes en que Dios sabe de qué tienes necesidad y, en su tiempo, Él te suplirá; y 2) que alabes a Dios sea cual sea su respuesta a tus anhelos. 

Estamos de acuerdo en que no tenemos la certeza de que Dios tardará o responderá afirmativamente a nuestra oración por lo que anhelamos. No sabemos lo que Dios ha determinado, pero sí sabemos que Él escucha nuestras oraciones y su voluntad es buena, agradable y perfecta (Ro 12:2). Nuestros anhelos no están escondidos a los ojos de Dios, Él nos conoce completa y totalmente. No dudemos de eso.

Háblale a tu alma

No sé cuál es el deseo por el que esperas la respuesta de Dios. No sé cuánto tiempo has pasado orando y anhelando. Pero sí sé que, a pesar del dolor que puedas experimentar en la espera, Dios está ahí contigo, presente y pendiente de ti. 

Cada anhelo de tu corazón, Dios lo conoce. Es en su voluntad y soberanía donde reposa la esperanza de su respuesta. Mientras esperas, háblale a tu alma, recuérdale la gracia y la bondad de Dios, trae a memoria lo que el Señor ha hecho antes en tu vida, pero también en la vida de otros que también anhelaban. 

Ve a la Biblia, lee las historias de aquellos que creyeron en esperanza contra esperanza y el Señor les respondió. Encontrarás que algunos obtuvieron lo que anhelaban, mientras que para otros la respuesta de Dios no fue lo que esperaban ni de la forma que hubieran querido, pero Dios siempre responde. 

Mantén la esperanza en la expectativa de tu anhelo y recuérdale a tu alma que, aun si no llegaras a obtenerlo, Dios sigue siendo bueno, Él te sigue amando. Que cada anhelo en tu corazón que no haya sido cumplido, lejos de enojarte, de entristecerte o de alejarte de la lectura de la Palabra y la oración, sea precisamente lo que te lleve a una dependencia mayor a Dios. 

Cada deseo no obtenido nos recuerda que llegará un momento en el que la espera terminará. Debemos recordar que, en medio de nuestros anhelos no cumplidos, nuestras ilusiones no satisfechas, podemos aferrarnos a la promesa de que Cristo volverá y hará todas las cosas nuevas. 

Es mi anhelo que, mientras aguardamos el regreso triunfal de Jesús, nos aferremos a la esperanza de que estaremos con Él. Deseo que estemos cada vez más arraigadas en su Palabra y que todas anhelemos la venida de Jesús. Que el anhelo del regreso del Señor sea mayor que cualquier deseo que pudiera estar en nuestro corazón a la espera de ser respondido. Que sea Jesús quien nos llene de su plenitud, su abundancia y su presencia para anhelarlo más. Que así sea, amén.

 

Aprende 

  • ¿Dónde has puesto tu esperanza mientras aguardas la respuesta a tu anhelo no cumplido? 
  • ¿Has dejado de ver la belleza en alguna parte de tu vida por mantenerte enfocada en el anhelo que aún no se ha cumplido? 

Vive 

  • Lee Mateo 7:9-11 y conviértelo en una oración. 
  • ¿Cómo puedes saber que Dios te conoce y te escucha, anima a tu corazón en medio de la espera? ¿De qué manera ese versículo te anima a seguir confiando y esperando?

Lidera

  • Háblale a tu alma la verdad de Dios, pero también compártela con alguna mujer que, con seguridad, tiene uno o varios anhelos no cumplidos. Anímense la una a la otra mientras esperan la respuesta del Señor.

 

 

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