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Lo que tu relación con la comida dice de ti

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Lo que tu relación con la comida dice de ti
  • Tu relación con la comida, ya sea porque comes mucho o poco, refleja tu esclavitud a ella.
  • Cristo te hizo libre para depender de Él. Puedes correr a sus brazos cuando te sientas vacía, rechazada o fea.
  • Cristo te hizo libre para depender de Él. Puedes correr a sus brazos cuando busques refugio o consuelo en la comida.
  • Todo lo que te esclaviza se vuelve tu señor. La comida es un mal señor.
  • No camines sola. Busca a alguien en tu comunidad de fe para ayudarte, sostenerte y acompañarte.
  • No te sientas avergonzada, porque todos tenemos diferentes luchas, así que sí hay quienes te comprendan, solo necesitas orar y buscar.

 

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Lo que tu relación con la comida dice de ti

Todo aquello que usamos como una muleta en la cual nos apoyamos para resolver lo que no podemos controlar, o creemos que no podemos, o lo que no queremos abandonar. En este sentido, comer mucho o comer poco es una muleta para varias jóvenes en su mayoría. Es una relación que se construye con algo en lo que se confía, que solo puede ser vencida con otra relación más importante. Hablemos de esto: ¿Cuál es tu relación con la comida?

¿Cuál es tu relación con la comida?

La mejor manera de ser honesta contigo misma sobre lo que te sucede es preguntarte lo siguiente: ¿Cuánto como? ¿Por qué como? ¿Cuándo como? O bien, ¿por qué no como? Los psiquiatras han llamado a la abstinencia o al exceso de comida como trastornos alimenticios. Sin embargo, si solo tomamos en cuenta su opinión, quiere decir que no tenemos control sobre lo que pasa dentro de nosotras porque un trastorno es solamente externo.

La Biblia nos dice algo diferente, nos revela la verdad. Por la fe en Jesús vienes a ser hija de Dios y el Espíritu Santo hace morada en ti para ayudarte, guiarte, convencerte de pecado y mostrar fruto de que eres verdaderamente de Dios. Uno de esos frutos es el dominio propio. La Biblia dice que todo aquello que nosotras permitimos que nos gobierne y nos engañe sobre nuestra identidad, valor y seguridad se convierte en nuestro ídolo. Es entonces cuando se vuelve pecado, el cual nos aleja de una relación prioritaria con Dios, siendo Él la fuente para combatir todo lo que nuestra necesidad de comer mucho o de no comer pide.

Seguir a Cristo

Si tomamos en cuenta lo dicho anteriormente, estamos frente a una buena noticia: Cristo te puede ayudar. Cristo es la solución. Cristo es el Señor que salva perfectamente.  Quizá pienses que a Dios no le importa cómo te sientes o que su Palabra no tiene algo que decirte sobre esta muleta de confianza que te has acostumbrado a tener cuando te comparas y sientes obesa, o cuando te sientes sola y con vergüenza, por eso piensas que solo encuentras un consuelo o refugio en comer o no comer. 

Morir a tus deseos engañosos es el camino. Así lo dice Jesús: «“Luego Jesús dijo a sus discípulos: “Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme”» (Mt 16:24). Si has leído hasta aquí, es porque ya no quieres continuar comiendo o privarte de comer para apaciguar el dolor, la mentira o el vacío que te deja esa relación que tienes con la comida. 

Seguir a Cristo te provee libertad para renunciar a todo lo que sí te esclaviza y te daña, aunque por momentos se sienta «bien», o te provea la aceptación de otros que tanto deseas. Comer mucho o dejar de comer realmente te esclavizan, por eso parece que no puedes dejar de hacerlo. Lo que te esclaviza se vuelve tu señor (2 Pe 2:19).

Seguir a Cristo implica una lucha entre tus deseos del viejo hombre y los nuevos del Espíritu Santo. Pero, progresivamente, verás la victoria que Cristo ha prometido para quienes le aman. La libertad que Cristo provee es precisamente para saberte amada y aceptada para hacerte libre de todo lo que te esclaviza, es decir, tendrás una relación que sana. Recuerda lo que la Biblia dice: «Para libertad fue que Cristo nos hizo libres. Por tanto, permanezcan firmes, y no se sometan otra vez al yugo de esclavitud» (Gá 5:1). ¡Vivamos la libertad a la que fuimos llamadas en Cristo!

No camines sola

Ya sea que estés comiendo mucho o te prives de comer, lo primero que tienes que resolver en tu corazón es el siguiente examen: ¿Por qué lo haces? Si quieres verte más delgada, ¿por qué? ¿Consideras que al estar delgada las personas te van a querer o te sentirás bien contigo misma? ¿Cuál es el límite? Si has encontrado placer en la comida para esconderte, permitir amargura en tu corazón al punto que te engaña al creer que no puedes hacer otra cosa más que comer, pregúntate: ¿Realmente esto me ayuda? ¿Cómo? ¿Reconozco que tengo un problema con la comida?

La realidad es que, ya sea que estés comiendo demasiado o muy poco, el problema de todo es que tú estás en el centro, viendo todo a través de tus pensamientos y sentimientos sin tomar en cuenta a nadie más. Te aíslas porque crees que nadie te comprende porque no tienen el mismo problema que tú. Te avergüenzas o simplemente no quieres que alguien se meta en tu vida. Por eso, es importante que veas tu situación como la Biblia lo ve: es pecado de idolatría. Sola no podrás. La solución es el evangelio de Cristo, con la ayuda de tu comunidad de fe, que seguramente te entenderá porque también hay quien  lidie con estos y otro tipos de pecados. 

No tienes por qué avergonzarte de tus luchas, de tus inseguridades, de tu dolor, de todo lo que sea la fuente por la que corres a la comida para desarrollar una relación dañina con ella. Cristo te ha dado familia en la fe para que encuentres ayuda en ellos a través de sus dones, amor y gracia. No camines sola. Serás presa fácil de tus deseos, de tus pensamientos. Desarrolla amistades que te ayuden a crecer en la relación más importante de tu vida: la de Dios. Él te ayuda; Él está contigo.

 

Aprende

¿Cuál es tu relación con la comida?

Vive

Lee todo el salmo 142. Subraya: las emociones del salmista, sus peticiones a Dios, y luego resume con tus palabras en una breve oración cómo se siente el salmista. Después, encierra con un círculo todas las aseveraciones que el salmista hace de Dios, y las verdades bíblicas de quién es Él. Escribe una oración que resuma quién es Dios. Por último, escribe qué piensas de Dios y tu relación con la comida. Ora y haz de este ejercicio tu rutina diaria.

Lidera

¿Conoces a alguien con algún problema alimenticio? Comparte este artículo con esa persona. Ora por ella y empieza a acercarte intencionalmente a ella.

 

Recursos

https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/aviva-nuestros-corazones/la-comida-y-el-pecado-dominante/

https://www.accesodirecto.org/mi-real-recuperacion-de-la-anorexia/

 

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