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¡Heme aquí, Señor!

historias de fe mary webb muejeres de fe reformadas Jul 06, 2022
Mary Webb, heme aquí Señor, mujeres de fe
  • Mary Webb era una mujer bautista que contrajo una enfermedad que la confinó a una silla de ruedas por el resto de su vida.
  • A la corta edad 21 años, inició una sociedad femenina para las misiones con el propósito de compartir el evangelio y llevar ayuda física al prójimo.
  • Muchas mujeres empezaron a recibir instrucciones de cómo compartir el evangelio y cómo ayudar al prójimo. 
  • Lideró varios grupos de diferentes naciones que se reunían a orar en días específicos para orar por esta causa misionera.
  • Dios nos ayuda a hacer aquello para lo que fuimos llamadas por Cristo, y nosotras respondemos en oración diaria para depender de Él.
  • Las mujeres somos parte de la iglesia de Cristo en el mundo. Él nos usa como defensoras, madres, ayudadoras y cuidadoras de su iglesia.  

¡Heme aquí, Señor!

Alrededor de los 1800´s en Inglaterra, donde las agencias misioneras estaban inspiradas para realizar buenas obras, nos encontramos con la historia de una mujer que con su liderazgo y pasión por el evangelio inició un movimiento de mujeres misioneras que cambió el mundo.

 ¿Quién es?

Mary Webb nació en Boston, Massachusetts. A la edad de cinco años contrajo una enfermedad que la confinó a una silla de ruedas durante el resto de su vida, situación que no la detuvo en la labor misionera que estaba por realizar. Mary Webb era una creyente bautista de 21 años cuando fundó la Sociedad Femenina de Boston para Propósitos Misioneros, la cual tenía como propósito evangelizar a los nativos americanos y a los colonos europeos en la frontera americana.

 ¿Qué hizo?

Webb fue secretaria y tesorera de la sociedad durante 56 años. Aunque era bautista, era ecuménica en su enfoque de la evangelización mundial. Fomentó la causa de las misiones durante más de 50 años, inspirando la fundación de numerosas organizaciones misioneras y benévolas, y promoviendo la cooperación entre más de 200 sociedades misioneras femeninas.

 Webb alentó a las mujeres a contribuir con una suma de dos dólares anuales para apoyar los esfuerzos de varias sociedades misioneras en el país y en el extranjero y para proveer la traducción y publicación de las Escrituras. A pesar de sus logros, prefirió permanecer en la oscuridad de la opinión pública.

 Su capacidad organizativa llevó a la fundación de más de una docena de organismos benéficos que proporcionaban a los pobres cosas como vivienda, educación, ropa, guardería, rehabilitación y apoyo a los inmigrantes.

 Debido a su interés sobre lo que acontecía en el mundo y a su celo religioso, las jóvenes y niñas comenzaron a recibir instrucción para ser misioneras y actuar a favor de sus hermanas en necesidad. 

 Pronto, otras mujeres asumieron el desafío misionero que imitó la sociedad femenina en toda Nueva Inglaterra y más allá hasta llegar a Estados Unidos. En 1812, la sociedad femenina publicó en la revista Massachusetts Missionary la dirección de las “amigas de Sión”, la cual solicitaba a otras sociedades un encuentro para orar los primeros lunes de cada mes. En 1818, la cantidad de sociedades en contacto y en oración ascendía a noventa y siete, puesto que, sin oración, no hay dependencia de Dios. [1]

 ¿Qué podemos imitar?

Mary Webb nos enseñó que no hay limitaciones físicas para compartir las buenas noticias de Jesucristo. No hay esfuerzos vanos o pequeños, sino solo pasión y el trabajo diligente para realizarlo.  Sin embargo, lo que caracterizó la obra de Mary Webb fue su liderazgo, perseverancia y oración. Acercándose el tiempo del modernismo, un tiempo en el cual la evidencia era importante para creer, estas mujeres mostraron, bajo el liderazgo de Mary, que la oración verdaderamente recoge buen fruto.

 Hoy en día, en el grupo de misiones, las mujeres son mayoría. No cabe duda que Dios ha formado en las mujeres un sentido de cuidado, defensa y ayuda para el prójimo. Dios las ha diseñado de esta manera no solo para sus hogares, también para el mundo al expandir la noticia del evangelio.

 ¿Cómo perseveramos en la fe en Cristo?

Podemos imitar su amor por el prójimo y su fe en reconocer que nada puede hacerse sin la dependencia de Dios en oración. Sobre todo, que nada puede detener la obra de Dios en aquellas que Él ha llamado a proclamar las buenas nuevas, ciertamente, ni una silla de ruedas.

 La vida cristiana se afirma, establece, madura y crece en la medida que perseveramos en el mismo camino: hacia Cristo. Dios es nuestro ayudador dice la Palabra: «Así que podemos decir con toda confianza:”El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?”» (Heb 13:6). Aquellas personas que tienes a tu lado que no conocen al Señor son justamente el terreno en el cual necesitas sembrar la semilla del evangelio, solo necesitas decir: ¡Heme aquí, Señor!

 

Aprende

¿Qué te enseña la historia de Mary Webb?

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Lee Hechos 12:6-12 y medita en cómo Dios ayudó a Pedro a continuar su labor de proclamación del evangelio

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Invita a unas amigas que no conocen el evangelio y comparte con ellas la gran noticia de salvación


[1] Todas las citas y la información de esta historia son de American Protestant Women in World Mission de R. Pierce Beaver, Eerdmans, Grand Rapids, MI, 1968, pp. 9-19

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