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¡Sal de esa relación abusiva!

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¡Sal de esa relación abusiva!
  •  El abuso es real.
  • No siempre es abuso sexual, a veces es abuso físico, o verbal.
  • Nosotras podemos ser quienes ayuden a una mujer que está en una relación abusiva.

 

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¡Sal de esa relación abusiva!

Por Karla de Fernández

Suena sencillo decirle a una mujer que está en una relación abusiva que salga de ella. Los que estamos fuera de la relación y observamos con cuidado, muchas veces, nos podremos notar cuando alguna mujer está envuelta en una relación abusiva. Ellas no siempre se dan cuenta, se han acostumbrado a esa dinámica de la relación y para ellas es muy normal vivir así.

Sin embargo, aunque el abuso es real, no es normal. El abuso en todas sus manifestaciones está mal, así que este artículo es para concientizarnos, pero también para estar alertas de modo que, si alguna de nuestras amigas o hermanas está en una relación de este tipo, podamos ayudarla a salir de ella y mostrarle la belleza del evangelio.

Una historia «real»

Cuando escucho acerca de relaciones abusivas, de inmediato pienso en la reina Vasti, la mujer que aparece en el capítulo 1 del libro de Ester en la Biblia. De ella se dice: 

Al séptimo día, como a causa del vino el rey Asuero estaba muy alegre, ordenó a los siete eunucos que le servían —Meumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás— que llevaran a su presencia a la reina, ceñida con la corona real, a fin de exhibir su belleza ante los pueblos y sus nobles, pues realmente era muy hermosa.  Pero, cuando los eunucos comunicaron la orden del rey, la reina se negó a ir. Esto contrarió mucho al rey y se enfureció (Est 1:10-12 énfasis añadido).

Su esposo la mandó a llamar para exhibirla delante de un gran número de hombres que tenían días bebiendo alcohol. Se cree que el rey pidió que acudiera a esa reunión vistiendo solo la corona real. 

Su petición fue un atropello contra la dignidad de la reina, pero, más aún, atentó contra la imagen de Dios en ella. Al pedirle que se presentara ante tantos varones, siendo tan hermosa, ¿qué crees que pudo haber sucedido? La estaba exhibiendo a la lascivia y lujuria de hombres alcoholizados, la estaba exponiendo a ser codiciada y deseada sexualmente de manera no sana, especialmente dentro del marco del matrimonio. Lo que le pedía, si lo vemos fríamente, el día de hoy sería considerado como contenido pornográfico y trata de personas, aun cuando quien lo realice o pida sea el esposo.

La reina, con mucha sensatez, se niega a acudir al llamado de su esposo. Decide no presentarse ante el rey. Y algunas personas podrían pensar que actuó de mala manera porque, además de no «sujetarse» a su esposo (Ef 5:22), también desobedeció la orden del rey (Ro 13:1-8). Sin embargo, hemos de recordar que podemos negarnos a nuestra sujeción si lo que nos están pidiendo que hagamos atenta contra la imagen de Dios en nosotras o es algo que nos lleve a pecar contra el Señor, nosotras mismas u otras personas. 

Entonces, la reina Vasti actuó como se esperaría que lo hicieran todas las mujeres a quienes se les pide que se condujeran de manera pecaminosa. No obstante, la historia nos muestra que el corazón humano, cuando busca su propio bien, atentará contra aquellos que se rehúsan a hacer lo que les exigen. El rey pidió consejo acerca de lo que debería hacerse con su reina. La respuesta nos hiela la sangre; sus consejeros dijeron:

La reina Vasti no solo ha ofendido a Su Majestad, sino también a todos los nobles y a todos los pueblos de todas las provincias del rey Asuero.  Porque todas las mujeres se enterarán de la conducta de la reina, y esto hará que desprecien a sus esposos, pues dirán: «El rey Asuero mandó que la reina Vasti se presentara ante él, pero ella no fue». El día en que las mujeres de la nobleza de Persia y de Media se enteren de la conducta de la reina, responderán de la misma manera a todos los nobles de Su Majestad. ¡Entonces no habrá fin al desprecio y a la discordia!

 Por lo tanto, si le parece bien a Su Majestad, emita un decreto real, el cual se inscribirá con carácter irrevocable en las leyes de Persia y Media: que Vasti nunca vuelva a presentarse ante Su Majestad y que el título de reina se lo otorgue a otra mejor que ella (Est 1:16-19). 

En un momento, el desacato de la reina Vasti dejó de ser un problema marital y se convirtió en un problema que implicaba a todos los hombres y mujeres del reino. ¡Qué locura! Los consejeros del rey abusaron de su poder para destituir a la reina, para animar al rey a emitir un decreto que atemorizaba a todas las mujeres del reino, por si a alguna se le ocurría hacer lo mismo que la reina. 

Todas aquellas mujeres que no obedecieran «ciegamente» a sus esposos, por decreto real, podían ser despreciadas y repudiadas por sus maridos, y, sin más ni más, ser sustituidas por alguna otra mujer que fuera mejor que la anterior, ¡como si fueran mercancía que se puede desechar al primer problema!

Sé que podríamos pensar que esa historia es exagerada y que no se parece en nada a la realidad, pero mucho me temo que la vida real es con frecuencia peor que esta historia. Algunas mujeres no solo son exhibidas, burladas, usadas para satisfacer los deseos de un esposo alcohólico, sino que muchas de ellas son violentadas por medio de palabras. Otras son golpeadas, muchas más son abusadas sexualmente o son amedrentadas por hombres que las hacen sentir culpables por lo malo que les sucede a ellos. 

Sé de ayuda para tu amiga

Recordemos que el abuso no siempre será de índole sexual, a veces es abuso físico, o verbal. Tomando esto en cuenta, ¿cómo podemos ayudar? A la reina Vasti nadie la ayudó y, aunque sabemos que había un propósito mayor para que ella dejara de ser reina, su nombre no volvió a ser mencionado en la historia. No sabemos qué sucedió con ella después de que fuera desechada del reino.

Sin embargo, nosotras podemos ser quienes ayuden a una mujer que está en una relación abusiva. Prestemos mucha atención a las señales y actuemos de inmediato. Por lo regular, quienes están en relaciones así tienden a aislarse de familiares y amistades. Si conocemos a alguien que esté en esa situación, tenemos que actuar cuanto antes.

  1. Hagamos lo posible para que esa mujer salga de esa relación. Ella necesitará aislarse lo más posible de la persona que abusa de ella. Ofrezcamos apoyo, hablemos con familiares, pidamos ayuda a las autoridades si fuera necesario.
  2. Seamos luz para ella en medio de la oscuridad. Muchas víctimas de abuso han perdido su identidad en Cristo; seamos quienes les recuerdan su valor en el Dios que las rescató.
  3. Estemos presentes. Seamos aquellas con quienes pueden llorar y desahogarse. Estemos ahí con ella escuchando más que juzgando. Hablemos el evangelio a su alma, recordémosles lo valiosas que son a los ojos de su Salvador.
  4. Ayudémosles a pedir consejería bíblica y apoyemos a nuestras amigas en su caminar a partir de ese momento. Seamos una red de contención para sus nuevas relaciones, no para controlar, sino para ayudarlas a ver con claridad y discernimiento alguna nueva relación cuando fuera el tiempo preciso.

En la medida de lo posible, no permitamos que más mujeres pasen por una relación de abuso. Pero, si nos encontramos con alguien en una situación así, que el Señor nos ayude para guiarlas, amarlas y animarlas a recurrir al Dios que nos ha hecho libres, completa y soberanamente libres: «Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres» (Jn 8:36 RVR60).

 

Aprende 

  • Recuerda que no conocemos todas los detalles, pero Dios sí. Confía en el Espíritu Santo que guía a toda verdad y depende de Él si estás en una relación abusiva, pero también si vas a ayudar a otra mujer que esté en esa situación.

Vive 

  • Busca a una mujer mayor a quien puedas rendirle cuentas y en quien puedas confiar para hablarle acerca de la situación, ya seas tú la que está en una relación abusiva o si fuera alguien más. Recuerda que en la multitud de consejeros está la sabiduría. 

Lidera

  • Organiza una capacitación sobre cómo identificar el abuso y cómo ayudar a quienes son víctimas de una relación abusiva.
  • Acompaña a otras mujeres que puedan estar experimentando algún tipo de abuso. Conviértete en ese apoyo que otras mujeres necesitan y ayúdalas a ir a Cristo en medio de sus necesidades.

 

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