Seamos verdaderas amigas cristianas
Oct 08, 2025
- Tenemos que reflejar la imagen de Cristo en su forma de ser amigo, incluso al darle su amistad a aquel que lo traicionó.
- Una amiga que a pesar de la distancia y a pesar de los silencios que puedan existir, siempre está presente.
- Que nuestras conversaciones sean un recordatorio constante de la bondad de Dios, del evangelio de Cristo.
- Necesitamos ser esas amigas que hablan la verdad en amor a quienes aman.
- Seamos de esas amigas en las que se puede confiar.
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Seamos verdaderas amigas cristianas
Mis amistades durante toda mi adolescencia y juventud, en su mayoría, fueron con varones. En muchas ocasiones, yo era la única mujer en un grupo de 12 o 14 hombres. Prefería estar con ellos antes que estar con las mujeres.
Cuando mi padre me cuestionaba sobre eso, mi respuesta instantánea era: «Las mujeres siempre están hablando solo de ellas, se envidian, se pelean y compiten entre ellas; los hombres no, son más divertidos y me cuidan mucho». Dos décadas viví así, rodeada de amigos y una sola amiga a la que, he de confesar, muchas veces la aislé para poder estar con el grupo de hombres.
Todo era miel sobre hojuelas, hasta que tuve «la necesidad» de hablar con otras mujeres acerca de cosas que no podía hablar con hombres. No te puedo explicar lo suficiente cómo se me dificultó, no el hablar, sino el mantener una amistad y cultivarla. No sabía cómo ser amiga.
Muchas veces estuvo presente el versículo 24 del capítulo 18 de Proverbios, que dice: «El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay más unido que un hermano» (RVR60). Sabía cómo ser amiga de mis amigos, pero no de mis amigas. Te soy honesta, me provocaba ansiedad estar entre mujeres, sentía que no pertenecía a ese grupo, me costaba entablar conversaciones; me sentía inútil, inferior y, muchas veces, con miedo a no ser aceptada.
La realidad es que no sabemos ser amigas hasta que comenzamos a ver la amistad como un regalo de Dios, donde podemos amarnos y reflejar a Cristo, y no como un lugar donde debemos encajar.
El propósito de la amistad
La Biblia dice: «Entonces, ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios» (1 Co 10:31). Dado que todo lo que hagamos debemos hacerlo para la gloria de Dios, la amistad también debe cumplir ese propósito. Tenemos que reflejar la imagen de Cristo en su forma de ser amigo, incluso al darle su amistad a aquel que lo traicionó.
Cada relación que tengamos con nuestras amigas debe reflejar a otros que la amistad entre mujeres es buena, edifica, nos ayuda a florecer; pero también nos exhorta y nos confronta con nuestro pecado. ¿De qué manera podemos mostrarnos amigas a otras y cultivar nuestra amistad? Veamos algunos principios bíblicos que nos ayudarán.
Sé una amiga que está presente
Una verdadera amiga, a pesar de la distancia y de los silencios que puedan existir, siempre está presente. Una amiga no espera a que la otra le llame cuando está en problemas, en tristeza o aflicción, sino que la busca también cuando todo está bien.
Puede ser que, al igual que a mí, se te dificulte entablar conversaciones y estar mucho tiempo entre mujeres, pero créeme que, con el paso del tiempo y de ser intencionales en estar con más amigas, aprendemos no solo a disfrutar esos tiempos, sino a ser amigas.
Seamos esas amigas que buscan, que llaman, que escriben mensajes de texto, que invitan a comer; seamos hospitalarias, veamos las necesidades de nuestras amigas y estemos presentes todo el tiempo, sin abrumar.
Recordemos las palabras de Proverbios 27:17 que nos dice que, así como el hierro se afila con el hierro, Dios usa a nuestros amigos para afilarnos, pulirnos, perfeccionarnos.
Sé una amiga que ayuda a ver a Dios
La Palabra nos dice: «Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con su corazón al Señor. Den siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre» (Ef 5:19-20).
No hay nada mejor que ser una amiga que en todo tiempo esté recordando las bondades de Dios, hablando el evangelio. No siempre usaremos textos bíblicos de memoria, pero nuestra vida, lo que hemos aprendido del evangelio y lo vivimos, será de bendición para nuestras amigas.
Que nuestras conversaciones sean un recordatorio constante de la bondad de Dios, del evangelio de Cristo, para que nuestras amigas encuentren esperanza y descanso en Él y no en nosotras ni en sus circunstancias.
Sé una amiga que confronta, pero no condena
En la Biblia encontramos un versículo que quizá se oiga muy feo, pero es una realidad: «Fieles son las heridas del amigo, Pero engañosos los besos del enemigo» (Pr 27:6).
En muchas ocasiones somos ciegas a nuestra propia ceguera. Podemos pensar que nuestro caminar es correcto y que nuestro pecado no es tan grave, pero estamos lejos de Dios.
Debemos ser esa amiga que, al ver el pecado en la vida de nuestras amigas, no las dejaremos continuar. Necesitamos ser esas amigas que hablan la verdad en amor a quienes aman.
Ahora, con seguridad en ocasiones no tendremos una buena respuesta, porque es incómodo escuchar que estamos haciendo las cosas mal. Sin embargo, amemos lo suficiente como para decir la verdad que duele, pero hagámoslo con amor, para evitar condenar y juzgar. Necesitamos la misma gracia que Dios nos otorgó a nosotras para poder hacer ver a otros sus pecados.
Sé una amiga que ora por sus amigas
Uno de los elementos para una amistad bíblica se encuentra en el libro de Santiago: «Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho» (Stg 5:16).
Seamos de esas amigas en las que se puede confiar, con las que nuestras amigas pueden confesar sus pecados y compartirnos sus cargas porque saben que, además de que sus confesiones están seguras con nosotras, ellas pueden tener la convicción de que no se quedará ahí, sino que oraremos por ellas.
Seamos esas amigas a las que nuestras otras mujeres pueden venir para llorar juntas, porque nos dolemos con ellas. Pero seamos también las amigas a quienes pueden venir y celebrar sus triunfos y alegrías, porque nos gozamos y alegramos con ellas también.
Que Dios nos ayude a ser amigas que muestran y modelan el mejor ejemplo de amigo que puede existir. Que podamos, con nuestra amistad, guiarlas a Jesucristo, el mejor amigo que podrán tener, quien dijo: «Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos» (Jn 15:13). A Él imitemos.
Aprende
- Siempre hay oportunidad de crecer en amistad con otras mujeres, aun cuando se te dificulte hacer amistades. ¿En qué verdad, de las que vimos hoy, consideras necesitas crecer y qué harás para lograrlo?
Vive
- Lee nuevamente 1 Corintios 10:13 y piensa de qué forma puedes glorificar a Dios en tu amistad con la mujer que casi no conoces, pero que podría ser una buena amiga.
Lidera
- Reúnete con dos o tres mujeres para fomentar un tiempo de estudio de la Biblia que incluya momentos de confesión, rendición de cuentas y oración.
- Muéstrate amiga con una mujer que no conozca de Dios y háblale, comparte el evangelio con ella. Sé hospitalaria y que vea a Cristo brillar en ti.
Recursos
https://volvamosalevangelio.org/desarrollando-una-amistad-biblica/
https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/secreto-amistades-fuertes/
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