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El Futuro Eterno

Feb 22, 2021

El diablo, que los había engañado, será arrojado al lago de fuego y azufre, donde también habrán sido arrojados la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno. Vi también a los muertos, grandes y pe- queños, de pie delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro, que es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados según lo que habían hecho, conforme a lo que estaba escrito en los libros. El mar devolvió sus muertos; la muerte y el infierno devolvieron los suyos; y cada uno fue juzgado según lo que había hecho. La muerte y el infierno fueron arrojados al lago de fuego. Este lago de fuego es la muerte segunda. Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego.

Apocalipsis 20:10-15

Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.

Apocalipsis 21:4


Hemos meditado que Dios le reveló Su plan eterno a la humanidad en Génesis 3:15. Pero aún es difícil emocionarnos y decidir buscar a aquel superhéroe con todas nuestras fuerzas si no sabemos a dónde vamos. Así que el día de hoy vamos a enfocarnos en el futuro eterno, porque para eso estamos destinados, para la eternidad. El punto es, ¿será con la simiente de la mujer (Cristo) o con la serpiente (Satanás)?

La idea de la existencia de Dios y de la vida después de la muerte es algo cada vez más impopular. La gente piensa que porque hay mal en el mundo y Dios no interviene como esperamos, no hay Dios. Por tanto, si no hay Dios, no hay vida después de la muerte. Este concepto no es tan moderno como parece, de hecho, la Biblia habla una y otra vez de que habrá gente que diga en su corazón que no hay Dios (Salmos 14:1), y que cambiarán la verdad de Dios por la mentira y que adorarán cosas creadas (generalmente a ellos mismos) y no a Dios (Romanos 1:20). Pero como «no hay pruebas científicas» de la existencia de Dios, entonces no debe existir. Sin embargo, hay argumentos lógicos que indican que Dios existe.

Un argumento es que no hay manera de que algo exista sin que haya sido concebido por alguien. Entonces, si Dios es el Creador que crea, en- tonces nada existiría si no fuera por Él, pues no hay manera de que algo llegue a ser por sí solo. Otro argumento es el hecho de que la naturaleza y el universo tienen un diseño tan inteligente, que las probabilidades de que 

todo se haya formado al azar es básicamente imposible. Otro argumento es de índole moral: el hecho de que toda cultura o país a través de toda la historia tiene un sentido general de lo que es bueno y de lo que es malo. Si no hay un Dios, ¿de dónde viene este sentido de justicia e injusticia?

Frente a todo esto, es menester ir a la Biblia y leer Salmos 19:1-4, Ecle- siastés 3:11 y todo el capítulo de Romanos 1, además de tomar tiempo en oración. Ambas, lectura y oración, traerán certeza ante la duda. Mi oración es que al leer estos versículos, Dios te dé la gracia para que entiendas que Dios existe y que, por tanto, existe también una eternidad. ¿A dónde irás cuando mueras?

Para quienes ya son cristianas, hijas de Dios por la fe, y que saben que Dios existe, pueden tener mayor entendimiento con los versículos clave del día de hoy, donde podemos ver dos escenarios completamente diferentes, uno donde la ira de Dios se manifiesta al arrojar a los que no se arrepientan ni crean a un lago de fuego por la eternidad. Nadie, por supuesto, querría ir a ese lugar. Tan solo la idea del dolor, del olor, del sufrimiento y lamen- to de alguien quemándose no es nada atractiva. Pero el otro escenario es completamente distinto. En Apocalipsis 21:1-5 la descripción de este otro lugar suena muy similar a aquel jardín perfecto que existió en Génesis 1 y 2.Ahí está Dios en medio de Su gente, y en este otro lugar de eternidad no habrá más muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque Él ha renovado, restaurado, lo que el pecado destruyó. Es a ese lugar al que yo quiero ir. Tú irás también si ya eres una hija de Dios que ha nacido de nuevo, es decir, que se ha arrepentido de sus pecados y ha creído en el perdón de la cruz de Cristo. Pero tú, amiga, que ya has escuchado antes, que escuchas ahora y que todavía no has creído, ¿a dónde pasarás la eternidad? Recuerda, solas no podemos hacer nada con el problema de la naturaleza pecaminosa. Ni tus buenas acciones, ni tus buenas intenciones y ni tus buenos deseos pueden cambiar tu eternidad de condenación si no crees en el perdón de pecados en Cristo. Nadie tiene el poder de hacer su propio camino de regreso a Dios. Solo Cristo lo hizo por nosotros. A través de la lectura de 

la Biblia podemos conocer el camino de regreso a casa, al diseño original de comunión con Dios. Busca por medio de Cristo encontrar tu perdón y restauración a la relación inicial con Dios.

Es esta búsqueda la que estos 40 días nos lleva a meditar sobre el cami- no de la cruz, porque es justamente ese camino el que debemos tomar, a fin de encontrar al Salvador, a ese fruto de mujer que destruirá finalmente a Satanás, a la muerte y al pecado, y nos llevará al entendimiento de Su amor divino, que nos rescata y devuelve la esperanza.

Este camino terminará en victoria eterna, pero comienza con el sufrimiento de la cruz.

Aprende

  • Lee Apocalipsis 20:10-15. Dios ideó un plan para salvarnos porque, en su justicia, merecíamos un castigo: estar separados de Él por la Según este pasaje, ¿quiénes serán echados al lago de fuego?
  • Lee Apocalipsis 21:4. De acuerdo con este versículo, ¿cómo será la vida en el cielo?

 

Vive

  • Juan 10:28 (NVI) dice: «Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatár- melas de la mano». Debemos recordar constantemente que Dios nos salvó una vez y para Esta salvación es segura, ¡nada nos puede separar ya del amor de Dios!

 

Lidera

  • Mateo 9:36 (NTV) dice: «Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor». Somos llamados a ver a las personas que no son salvas con misericordia y compasión, así como lo hizo Jesús, y no con juicio o condenación. No olvides que tenemos el compromiso y privilegio de compartirles el mensaje de esperanza

 

 

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