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El Sermon Del Monte

Mar 17, 2021

Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión. Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los    cielos les pertenece. Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga    y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes. Mateo 5:3-12

 

El problema del pecado no es solamente que nos separa de Dios, sino que nos hace menos humanos. Si eres como yo, seguro sientes frustración porque no has encontrado lo que buscas y vas brincando de un lugar a otro intentando encontrar aquello que sientes te hace falta. Y aunque buscamos y buscamos, no logramos entender que ese vacío que no podemos llenar se debe a que solo lo puede hacer la gracia derramada en la cruz. Cuando volteamos a la cruz, al perdón, volvemos a ser completamente humanos

Me explico: el pecado deshumaniza. Fuimos creados con inocencia, el ser humano no conocía el pecado ni lo experimentaba. Fue creado para querer lo bueno y adorar a Dios. La vida era simple, abundante, plena. Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios para tener una relación con Él, y es esa relación la que nos llena y nos hace humanos. Pero en cuanto caímos en desobediencia, en pecado, nuestra identidad, nuestro centro, se fracturó, se vació. Es por esto que todos sentimos un vacío, la necesidad de algo, una insatisfacción que nos conduce a la autodestrucción y de todo lo que nos rodea. Por eso digo que el pecado deshumaniza, corrompe todo. Mata. Nuestros pensamientos en pecado se vuelven malos, con resentimientos, con palabras que acribillan, miradas que matan, acciones que aniquilan. El pecado, sin duda, es muerte.

Las enseñanzas de Cristo no son nuevas reglas, sino dictan que necesitamos un nuevo corazón. Un corazón humano, que construye, que rescata, que lleva a otros a entender que la destrucción del pecado tiene solución en Cristo. Solo en Cristo podemos ser de nuevo seres humanos cabales, somo llenos en Él.

No sé qué tipo de destrucción haya causado el pecado en tu vida. No sé a quién hayas acribillado con tus palabras o matado con tus miradas. Tus acciones buenas no van a poder repararte ni a todo lo que has destruido. Solo Cristo te puede reparar, llenar y sanar. Necesitas caminar hacia la cruz, para que una vez sanado por Su gracia, puedas extender esa gracia a otros, a través de acciones renovadas que llevarán a esa otra persona a experimentar la salvación y sanidad que se encuentra en la cruz.

 

APRENDE

  • Lee Jeremías 17:9. Según este versículo, ¿cómo es el corazón humano?
  • Lee Ezequiel 11:19. De acuerdo con este pasaje, ¿cómo es el corazón que obtenemos a través de Cristo?

VIVE

  • Proverbios 4:23 dice: Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida. ¿Qué debemos hacer para no actuar como una persona endurecida?
  • De acuerdo con Proverbios 4:20-27, ¿de qué manera podemos nutrir y cuidar nuestro corazón?

LIDERA

  • Relaciónate con la gente desde tu corazón donde habita Cristo. Construye en la vida de otras personas y llévalas a comprender que la destrucción del pecado sobre su vida tiene solución en Jesús.

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