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Nunca Más Permitiré Que Las Naciones Los Humillen

Nov 25, 2020

A lo largo de mi vida, he vivido en cinco ciudades diferentes. La experiencia en cada lugar ha sido muy distinta. La comida, la forma en la que la gente habla, la manera de vestirse…nada es igual. Sin embargo, desde que soy cristiana, sin importar la ciudad en la que esté, cuando llego a una iglesia me siento como en casa, nada es desconocido porque todos regimos nuestra vida bajo la cultura del Reino de Dios. 

En el inicio, Dios planeó cómo serían los matrimonios, las familias y la sociedad, pero todo se distorsionó cuando el ser humano pecó. Adán y Eva tenían la tarea de poblar la Tierra y cuidarla, pero su desobediencia provocó que fueran expulsados del jardín del Edén. En Génesis 4 encontramos el primer asesinato registrado: Caín mató a su hermano Abel. Este evento originó la creación de una nueva ciudad (Gn 4). Génesis 4:16-17 (LBLA) dice: “Y salió Caín de la presencia del Señor, y se estableció en la tierra de Nod, al oriente del Edén…y edificó una ciudad y la llamó Enoc, como el nombre de su hijo”. Más adelante, el capítulo diez describe cómo los descendientes de Noé formaron naciones y clanes. Nimrod, descendiente de Cam, fue un hombre fuerte que fundó las ciudades de Babel, Nínive y otras más.  Nimrod, habiendo obtenido gran prestigio entre la gente como líder, estableció un sistema para obtener mejor protección. Organizó a la gente en diferentes reinos y cada ciudad fue amurallada para ser resguardada. La cabecera de su reino fue Babel. Desafortunadamente, Nimrod no fue temeroso de Dios, y su desobediencia tuvo efectos atroces.  

El hombre siempre ha tenido la tendencia de construir sus propios reinos separado de Dios. La realidad es que el amor de Dios para nosotras es tan grande que nada ni nadie nos puede separar de Él. Ninguna barrera humana lo logrará jamás (Ro 8:35-39).  

El libro de Éxodo nos narra la historia de los israelitas esclavos en Egipto. Dios los rescató e hizo de ellos una nación para sí mismo. El propósito de su pueblo era dar a conocer su gran amor en todas las naciones de la Tierra. Además, de este pueblo surgiría el salvador del mundo. Israel fue elegido para ser la nación santa de Dios. Tristemente, vimos cómo se dejó llevar por las costumbres de las naciones paganas, sin embargo, siempre hubo un remanente que se mantuvo puro y unido al Señor. En varias ocasiones, los israelitas fueron juzgados por su desobediencia y Dios los entregó cautivos a otrasnaciones. La mano del Señor estuvo sobre sus captores porque seguía cuidando de Israel. Una y otra vez leemos a los profetas llevar palabras de juicio y misericordia. 

En Isaías 54: 7-10 (NVI) encontramos lo siguiente: 

Te abandoné por un instante, pero con profunda compasión volveré a unirme contigo. Por un momento, en un arrebato de enojo, escondí mi rostro de ti; pero con amor eterno te tendré compasión —dice el Señor, tu Redentor—. Para mí es como en los días de Noé,cuando juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra. Así he jurado no enojarme más contigo, ni volver a reprenderte. Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti ni vacilará mi pacto de paz, —dice el Señor, que de ti se compadece—.

El mundo se extendía, más naciones surgían, y la mentalidad de Babilonia se mantenía. Es importante que recordemos que Babilonia también significa una filosofía de vida que es completamente opuesta a la de Dios. En el libro del profeta Daniel vemos cómo Dios mostró los reinos venideros que compartirían la misma forma de pensar de Babilonia. En el Nuevo Testamento podemos ver a la nación de Israel bajo el Imperio romano. Aquí aparece Jesús, el salvador del mundo. Después de su muerte y resurrección surgió el nuevo pueblo de Dios: la iglesia. “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable”. (1 P 2:9 NVI).

La iglesia es una nación diferente, no es una subcultura entre las naciones del mundo gobernadas por leyes humanas. La iglesia pertenece al Reino de Dios, que es el único reino verdadero, eterno, santo, inconmovible, sobrenatural que lo llena todo y quepermanecerá por los siglos de los siglos.

¡Esta información me sacudió! He podido ver a las naciones de forma diferente. Nunca más las veré como una amenaza para la iglesia de Jesucristo; no las veré más como enemigas, sino como nacionesdolidas, enfermas y engañadas. Todas las naciones de la Tierra le pertenecen a Dios. Las murallas de la antigüedad nos hablan de que buscaban protección. Estos muros controlaban quién entraba y quién salía. También significaban prosperidad o desolación. Hoy comprendo que son un reflejo del corazón del hombre sin Dios. Hay murallas invisibles que impiden que el Evangelio de Jesucristo penetre en nuestra alma. Gobernantes hostiles, dictadores y tiranos que han diseñado gobiernos bajo sus propias leyes, con intereses perversos que no benefician a la sociedad por igual, abuso y violencia sobre los vulnerables, religiones falsas y toda clase de idolatría. Esta es la filosofía del mundo, completamente opuesta a la de Dios. 

El plan de Dios fue crear una sociedad amorosa, justa, que adorara y rindiera culto a Dios; gobernada por el Rey del universo, bajo leyes divinas de equidad y amor. Nada ni nadie puede interponerse para siempre a su propósito, es por eso que la iglesia es el pueblo santo que vive en medio de las naciones bajo el cuidado y la protección de nuestro Señor.

Las personas que han ido a hacer misiones a países ajenos al suyo son embajadores del Reino de Dios, y en cada lugar a donde van, están bajo su protección. Abrazo el anhelo de que las naciones de la Tierra conozcan a Dios. Todos los seres humanos creados asu imagen y semejanza necesitan de su salvación. Él no hace acepción de personas, nos ama a todos por igual. Jesús murió por cada tribu, lengua y nación. Oro cada día por todas las naciones de la Tierra, en especial por mi país. Clamemos a Dios para que las naciones se arrepientan, las familias sean bendecidasy para que el mundo sea lleno del conocimiento de Dios.

El Reino de Dios ha llegado y gobierna sobre todo trono y autoridad.  Te preguntarás: ¿y la iglesia perseguida? Creyentes están sufriendo por ir a otras naciones. Es verdad, pero la guerra ha sido ganada, ¡Cristo reina! 

APRENDE

1. Salmos 24:1 (LBLA) dice: “Del Señor es la Tierra y todo lo que en hay en ella; el mundo y los que en él habitan”. El matrimonio, la familia, la sociedad y las naciones fueron idea de Dios. El mundo está bajo el poder del maligno, pero Dios es el único todopoderoso. Las naciones anhelan ser rescatadas y el Señor tiene los brazos abiertos para limpiarlas y santificadas. 

VIVE

1. Lee Filipenses 3:20. 

Algunos creyentes piensan que nuestro rol como hijas de Dios en un mundo caído solamente es orar y dar testimonio de vida sin convivir con la gente que no conoce al Señor. Para evitar la posibilidad de ser contaminadas, debemos estar bien fortalecidas y arraigadas en la fe, sin olvidar que Dios sigue haciéndonos la misma pregunta que le hizo a Isaías: “¿A quién enviaré?” (Is 6:8). Es necesario convivir con familiares y amigos para compartirles el Evangelio. Necesitamos ser tolerantes y amorosos con los que no son creyentes, y convivir con ellos fijando límites saludables.

2. El profeta Daniel llegó a Babilonia bajo cautividad, siendo apenas un joven. Vivió en medio de una cultura extremadamente corrupta, pero decidió no contaminar su corazón y fortalecerse en Dios. ¿Crees que la cultura actual del mundo es igual o peor que la de los tiempos de Daniel en Babilonia? ¿Estás dispuesta a ser embajadora del Reino de Dios con una actitud responsable?

LIDERA

1. Lee Juan 17: 15. ¿Te has encontrado en alguna situación en la que temes ser arrastrada por las costumbres pecaminosas en lugar de ser buena influencia? Recuerda que Dios nos envió a ir de dos en dos. Una forma de protegerse es ir acompañado de otro creyente fiel y responsable. 

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