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Mi relación restaurada con Dios por Jesús

relaciones fallidas Feb 23, 2022
  • La restauración de nuestra relación con Dios solo es posible a través de la fe en la obra y persona de Jesucristo.
  • La relación con Dios es la principal y alimenta y modera las otras relaciones de nuestra vida.
  • Respondemos en obediencia por amor. Dios se acercó a nosotros tal cual éramos y estábamos para cambiarnos a Cristo.
  • La belleza de nuestra relación restaurada con Dios es que es para siempre, nada nos separa de Él, porque Él nos ha comprado para Él.  

Mi relación restaurada con Dios por Jesús

Si has leído nuestros tres artículos anteriores sobre las relaciones podrías pensar que todo es incierto, que necesitas hacer algo para que te vaya mejor o que nunca habrá buenas noticias. Pero déjame decirte algo: sí las hay.

De todas nuestras relaciones, la relación con Dios es el principio y el fin de las demás. La relación con otros depende y se nutre de nuestra relación con Dios, la cual, a pesar del pecado, es restaurada por el evangelio de Cristo Jesús: el Hijo de Dios que vivió la vida que no podíamos vivir perfecta, sin mancha y sin pecado, murió la muerte que merecíamos y resucitó al tercer día como primicia de la esperanza que tenemos de resucitar a vida eterna (2 Co 5:21).

LA FUENTE

Lo que nutre nuestra relación restaurada con Dios es la obra y persona de Cristo, las cuales recibimos por fe al arrepentirnos de nuestros pecados, como fue el primer día que nuestros ojos fueron abiertos a Él, así es cada día de nuestra nueva vida en Jesús.

Es de gran ánimo saber que Dios se acerca a nosotras con su luz admirable para iluminar nuestra oscuridad, nos resucita para dar vida a muertas espirituales, y viene a morar en nosotras como sello de que somos de Él para siempre. Y la razón es porque si el Dios del universo se acerca a mí a pesar de cómo soy para amarme, perdonarme y para que lo conozca y lo disfrute, quiere decir que mi relación con Él no solo es restaurada, sino que es segura.

COMO RESPONDEMOS

Si alguien te crea y te compra, le perteneces. Si le perteneces, puede hacer contigo el propósito por el cual te creó y compró. O como bien lo dice el pastor Steve Lawson: “Jesús compró mi salvación, Él tiene derecho ahora a determinar cómo debo vivir el resto de mi vida”.

Pablo también lo dijo: “Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2:20 NBLA). 

Respondemos en obediencia y por amor. El amor de Dios nos constriñe y mueve a obedecer cuando nuestros ojos están fijos en el autor y consumador de nuestra fe: Cristo.

LA HERENCIA

Dios no es lejano, es cercano y ha mostrado en toda su Palabra cuánto desea una relación con su pueblo. Lo muestra enviando a su Hijo Jesucristo para reconciliarnos con Él (Ro 5:1), auxiliarnos (Heb 4:16), adoptarnos (Ro 8:15), justificarnos (Ro 5:9), perdonarnos (1 Jn 2:12), amarnos (1 Jn 4:19), arrepentirnos y creer (Jn 3:16), santificarnos (Heb 2:11) y para vivir con Él eternamente (Jn 3:15), como fue el plan original.

¿Por qué Dios, que ha hecho todo esto y más, no solo restaura nuestra relación fallida por el pecado, sino que la hace eterna? Nada, absolutamente nada, nos separa de su amor, ni tu buen o mal comportamiento, más bien, si lo amas, tu vida espiritual y física se rendirán a sus mandamientos por amor y por agradecimiento a una salvación tan hermosa (Ro 8:34-39).

Nuestra herencia está en los cielos (1 Pe 1:4-5), aunque hoy podemos disfrutar un poco de ese cielo porque Él habita en nosotras. Nuestro pecado nos condena, nos desanima, nos hace olvidar estas promesas inamovibles en Cristo, por eso es necesario recordar que, si bien la caída estropeó todo, Cristo arregló todo. No hay otra manera de vivir si no es para Él. 

Porque le pertenecemos, cada vez que nos queramos soltar de su mano lo cual no es posible porque Él no nos suelta estaremos incómodas, confusas, cansadas y desanimadas, ya que nuestra alma ha sido reprogramada para amarle solo a Él. Todo lo que necesitamos en lo más profundo de nuestro corazón está disponible en Cristo.

 

Aprende

  • ¿Qué aprendiste sobre esta serie de relaciones fallidas?
  • ¿Cómo puedes vivir tu relación con Dios de manera vibrante? 

Vive

  • Lee Gálatas 2:20 y escribe las maneras en las que no has vivido como el versículo describe.
  • Luego, escribe las áreas que son una lucha rendir a Dios y medita en cómo puedes vivir entregándoselas y confiando en Él. 

Lidera

  • La mejor manera de presentar a Cristo a alguien que no cree en Él es explicarle sobre la posibilidad de restaurar su relación con Dios. ¡Evangeliza así!
  • Invita a amigas que no sean creyentes y a creyentes a una reunión informal, y sé intencional para hablar sobre la necesidad de tener una verdadera relación con Dios.

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