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Principe De Paz

Mar 12, 2021

Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin. Isaías 9:6-7ª

 

Paz es algo que por lo general no tenemos. Siempre estamos de arriba abajo, preocupados y ocupados. Considero que conforme vamos creciendo nos damos cuenta más y más de que no tenemos control de nada (si hay duda de esto, recordemos el golpe que nos ha dado a todos el COVID-19). Esto nos llena de miedos, nos quita el sueño, nos roba la paz. Las finanzas personales, la salud, nuestra familia, parece que nada está en orden, y justo cuando un aspecto toma su cauce, en otro aspecto estalla el caos. Todos siempre anhelamos paz; pero tal parece que esta nos elude.

El versículo de Isaías vino al profeta cuando él y el pueblo de Israel estaban exiliados en Babilonia. Su ciudad había caído en manos enemigas. La gente de Israel había visto destrucción y devastación. Muerte, pestilencia, carencia, hambruna, todo se había sido perdido. Los que habían sobrevivido fueron llevados cautivos a territorio enemigo. Paz era algo que no tenían. Imagina entonces la alegría que sintió Isaías cuando en medio de todo ese caos, Dios le promete al Príncipe de paz. No sé qué habrá imaginado Isaías en ese momento, pero alguien que traería paz aun cuando las circunstancias fueran desfavorables, seguramente sonó como algo increíble. Sin embargo, esta promesa no era solo para Isaías e Israel, sino que está vigente para ti y para mí.

Durante el caminar de Cristo en esta tierra, muchos se refirieron una y otra vez a Él como el que traía paz (Lucas 1:79), como el que dejaba paz (Juan 14:27) y como la respuesta para tener paz (Hechos 10:36). Cristo no vino sino a reestablecer esa relación personal con Dios que tanto deseamos, para que nuestras vidas estén llenas de Su gozo y paz permanentes. Aun cuando tenía palabras ásperas con los fariseos, Su corazón era empujarlos a entender que sus obras buenas o religiosidades no lograrían acercarles a Dios. La paz no es un concepto, la paz es una persona, y esa persona es Jesús.

Nunca podremos experimentar paz en este mundo a menos que entendamos que las circunstancias tienen el propósito de acercarnos a Dios para ser cada día más como Cristo. La paz debe ser algo constante y no conforme a las circunstancias. Solo en Cristo es además permanente, inmutable y eterna. Por tanto, para tener verdadera paz hay que tener una correcta relación con Dios por medio de Su Hijo. Cristo en Su primera venida no vino a juzgar sino a salvar, sanar y liberar. Sé que nos siempre te sientes así, pero la paz de Dios es esperanza en medio de la prueba, es luz en medio de oscuridad, ¿Quieres esa paz? Camina hacia la cruz. Dios te dice hoy:

«En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé». Les digo que este es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación! 2 Corintios 6:2

Es momento de orar y pedir perdón por tus pecados, de reconocer que todos tus esfuerzos han sido en vano y que nada, sino Cristo, puede reestablecer tu relación con Dios. Sigue a Cristo en fe y obediencia. Quizá tus circunstancias cambien o no, pero te garantizo que comenzarás a experimentar Su paz, porque Él estará tomando el control de tu presente y de tu futuro. 

APRENDE

  • ¿Quién es el Príncipe de paz?
  • Lee Juan 14:27. Medita y haz una comparación entre la paz que ofrece el mundo y la paz que ofrece Dios.

VIVE

  • 1 Pedro 5:7 dice: Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes. Cada vez que te sientas abrumada, recuerda que puedes entregarle al Señor todas tus cargas y Él te dará paz.

LIDERA

  • Piensa en aquellos eventos de tu vida en los que Dios te ha dado paz. Compártelos con una persona que esté atravesando por una situación difícil.

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