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Una vida de justicia

Oct 05, 2021

-Para hacer justicia necesitamos ser justas según la Biblia. Esto solo sucede cuando creemos en Cristo y en su obra de resurrección que fue hecha en la cruz.

-Nuestras obras de justicia ante la sociedad tienen el propósito de glorificar a Dios y de acercar a la gente al conocimiento del evangelio para la salvación.

-Todo ser humano creado a la imagen y semejanza de Dios, no solo es digno de honra, valor y respeto, sino de nuestro servicio.

-Amar a Dios con todo lo que somos nos lleva a amar al prójimo, y este amor se refleja en obras. 

-Estas obras se ven en nuestra ética de trabajo, de pensamiento, de estudio, de matrimonio, de relación empleado y empleador, etc. 

-La Biblia nos llama a cuidar a los desvalidos, a los huérfanos y a las viudas porque Dios es misericordioso y esto es justo ante Él.

-La Biblia nos llama a hacer justicia al extranjero porque en algún momento nosotras también lo fuimos porque estábamos alejadas de Dios.

Una vida de justicia

En términos sencillos, justicia es hacer lo que es correcto y justo. La pregunta es: ¿quién dice qué es justo y quién determina lo correcto? Como cristianas, reconocemos que la Biblia es verdad, que Dios es justo y que sus mandamientos son buenos. Por lo tanto, hacer justicia es obedecer los mandatos de Dios, junto con misericordia amorosa y humillación a Él (Miq 6:8).

¿Qué dice la Biblia de la justicia?

La Biblia nos revela en Cristo que Dios es justo. Por ejemplo, Jesús dijo a los fariseos: “Porque les digo a ustedes que si su justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos” (Mt 5:20 NBLA). Esa justicia es creer para salvación, no por obras buenas que hagamos (Ef 2:8-9, Is 64:6). Así que, primeramente, la justicia es creer en Cristo para ser justificadas por Él. Entonces, conociendo al dios de justicia, somos llamadas a hacer y a vivir según lo que es justo para Él.

¿A qué nos llama la justicia de Dios?

La salvación en Cristo nos hace justas (Ro 4:5), y esto nos permite vivir una vida acorde a sus mandamientos. Estos mandatos se resumen en: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22:37-39 NBLA). La justicia de Dios nos llama a amarlo a Él, primeramente, y a amar a nuestro prójimo. 

Amar a Dios y amar al prójimo

La justicia es un asunto del corazón. En nuestro actuar mostramos a quién servimos y amamos.

¿Cómo? 

Primero, hacemos justicia para que otros crean en Cristo, de manera que lo representamos en lo bueno, en lo justo y en lo santo que es Él. Todos somos pecadores, todos necesitamos el evangelio, no hay más culpa, no hay grupos minoritarios que no necesiten lo mismo.

Segundo, mostramos amor al prójimo reconociendo su valor, honor y respeto por ser hechos a la imagen y semejanza de Dios. El género, la etnia, estatus marital o económico no contribuye a esto.

Tercero, amamos al prójimo cuando vivimos justamente con ellos, para que las buenas obras de justicia los llamen a glorificar a nuestro Padre (Mt 5:16). El sermón del monte es una buena ilustración de esto (Mt 5:13-48).

Cuarto, cuidamos de la viuda, del huérfano y de los desamparados; amamos a los extranjeros y también cuidamos de los pobres (Dt 10:18; Stg 1:27; Sal 140:12; Ez 22:29). 

Quinto, somos representantes de la justicia de Dios cuando vivimos de acuerdo a las Escrituras (Je 5:26-29), obedeciendo a las autoridades (Ro 13:1-7), acatando las penalidades contra los crímenes (Lev 24:17-22), guardando nuestra lengua (Stg 1:26), teniendo ética de trabajo, y obrando en equidad diariamente en donde Dios nos ha puesto. 

Sexto, hacemos justicia cuando somos ejemplo de ella (1 Pe 2:11-25). Hacemos justicia indiscriminadamente porque todos necesitamos lo mismo: la justicia de Dios. 

Séptimo, la verdadera justicia no la encontraremos en este mundo. Dios es soberano y obra en su tiempo en la vida de cada persona. Usa todo, incluso lo que parece injusto ante nuestros ojos, para que lo reconozcamos como Dios y confiemos en Él para vida eterna, de lo contrario, su justicia divina será ejecutada.

La injusticia

La Biblia ha definido quién necesita la justicia de Dios: todos. Ha definido cómo debemos caminar según su Hijo y sus mandamientos. Ha definido el propósito de hacer justicia. La Biblia nos dice que el único justo es Cristo. La mentalidad de víctima no nos compete como cristianas porque Jesús nos ha dado libertad. Quiere decir que toda injusticia es aquello que falla en obedecer a Dios, en ser luz y sal de la tierra para representar nuestra cristiandad ante una sociedad que lo que más necesita es conocer al dador de justicia.

Si Dios te ha dado recursos con los cuales ayudar, hazlo, que es la religión pura y sin mancha (Stg 1:27). Practicamos injusticia cuando no somos coherentes con la fe que decimos tener (Stg 1:22) y cuando favorecemos a unos por circunstancias o diferencias que no son según lo que la Biblia nos dice. No olvides que todos necesitamos a Cristo en la misma cantidad, porque todos pecamos, en consecuencia, necesitamos un cambio de adentro hacia afuera para caminar en la obediencia de la santidad, como Jesús nos enseñó.

APRENDE

  • La Biblia te llama a hacer justicia porque eres representante de Dios, quien es justo. 
  • Toda persona es digna de nuestra honra y respeto, e incluso de nuestra ayuda y servicio.
  • Tus obras de justicia también incluyen tu forma de vivir frente a la sociedad: tu manera de trabajar, estudiar, comprar, pagar impuestos; la forma en la que experimentas tu soltería, tu matrimonio y tu relación con tus hijos y demás familiares; la manera en la que manejas tu dinero, etc. Todo esto es un espejo de tu representación del evangelio. 

VIVE

¿De qué manera has obrado en justicia con los más cercanos? Haz una lista de aquellas acciones que no solo conllevan ayuda material o física, y que puedes hacer por otros de forma indiscriminada. Lee Deuteronomio 10:12-22 y examina cómo has caminado en justicia.

LIDERA

Si conoces una viuda en tu congregación o cercana a tu hogar, reúne a tu familia o amigas y pasen tiempo con ella, ofrécete a ayudarle en su hogar. Visiten un orfanato, un hospital de niños y lleven a ellos el mensaje del evangelio. Busquen la manera de suplir algunas de sus necesidades. Usa tus talentos y los de otros para hacer un bien a la comunidad que te rodea.

RECURSOS

https://somossoldados.org/y-como-harias-tu/

https://cristianismoactivo.org/que-es-la-justicia

https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/que-es-la-justicia/

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