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La Caída

Feb 20, 2021

La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió.

Génesis 3:6

Ayer pudiste imaginar estar en el jardín del Edén? Seguramente sentis- te paz al pensar estar en ese lugar tan perfecto. Sin embargo, leamos de nuevo Génesis 3, porque aun cuando todo era perfecto, Adán y Eva decidieron desobedecer a Dios. El hecho de comerse una fruta de un árbol te podría parecer como la menor de las faltas posibles, el asunto está en que comieron de aquello que Dios les había dicho que no comieran, por tanto, todo cambió. 

La verdad de Dios es clara y contundente, porque les había dicho que en el momento en que comieran del fruto específico del árbol del bien y del mal «ciertamente morirían» (Génesis 2:17).

Ellos comieron, y la muerte entró.

Cuando leemos el relato, a veces pensamos que Dios puso esa única regla como una tentación. Sin embargo, Dios no tienta (Santiago 1:13). Dios estableció esta única regla para nuestra protección. El ser humano no fue creado para cargar el peso del deterioro, la dificultad y la muerte. En Su amor, Dios nos estaba protegiendo de todo esto, pero Adán y Eva decidie- ron creerle a Satanás (la serpiente) y desconfiar en que Dios les había dado todo lo que requerían para estar satisfechos en Él y con Él. Tal incredulidad y desconfianza hizo que todo cambiara.

En Génesis 3:14-24 podemos darnos cuenta de que después de esa de- cisión, del pecado de desobediencia, la relación entre la naturaleza (plantas, animales, etc.) y el ser humano se llenó de conflicto. La tierra ahora no sería plena y bondadosa para habitar, sino que habría sudor y lágrimas para pro- ducir y comer. La relación entre el hombre y la mujer, por supuesto, cambió, y habiendo habitado en armonía y respeto mutuo, la empatía y el amor se convirtieron en conflicto. Hoy vivimos entre luchas de poder, entre el ma- chismo y el feminismo que busca empoderar a unos o a otros y ganar, en vez de traer armonía, de complementar y favorecerse mutuamente. Pero lo peor de todo es que la relación entre el ser humano y Dios cambió, y de ca- minar con Él (Génesis 3:8), cambió a expulsión, separación de Dios, porque el pecado por más blanco que la sociedad lo considere (comerse un fruto), no es tal. Lo que realmente ocurrió en el Edén fue desobediencia, la cual no puede existir en la presencia de Dios.

De armonía a caos. De paz a guerra. De lo perfecto a lo imperfecto. Y aun cuando Adán y Eva no se murieron de inmediato, fue el inicio de un de- terioro físico, emocional, mental y espiritual que hoy lo vemos en el mundo que tú y yo vivimos. Es el fruto de la desobediencia, un mundo lleno de llan- to, lamento, dolor y muerte. Fue el pecado de Adán y Eva lo que hizo que ese mundo perfecto que Dios creó para nosotras cambiara por completo. Fue esa rebelión, esa desconfianza, esa incredulidad la que abrió la puerta a todo el dolor y sufrimiento que experimentamos hoy día. Los parámetros y límites perfectos que Dios había dado se deformaron, la humanidad entera cambió. Tú y yo no comimos del árbol del conocimiento del bien y del mal; sin embargo, por un solo hombre, Adán, en quien hombres y mujeres somos identificados como única raza humana, nuestro ADN espiritual se infectó de pecado, y así todo el mundo es un mundo caído, muerto en delitos y pecados. Es por esta razón que no nos movemos en la libertad perfecta que Dios originalmente nos había dado. Desde aquellos ayeres de la historia humana, por más bueno que sea lo que hacemos, está manchado por el pecado. En todos es así, por nuestra naturaleza espiritual caída, porque 

vivimos en un mundo caído. Siendo así, no está en nosotros la posibilidad de restaurar la perfecta relación con Dios y la naturaleza, ni con nuestro pró- jimo. Solitas no podemos. Es en estas circunstancias que Dios obró en amor divino, escandaloso, eterno, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8), para salvarnos a ti y a mí. Solo en Cristo, con nues- tro arrepentimiento y Su perdón, hay esperanza y la promesa de una vida restaurada al diseño original.

Sigamos con esto mañana.

 

Aprende

  • ¿Qué perdieron Adán y Eva al pecar?

 

Vive

  • Romanos 3:23-26. ¿A través de quién puedes restaurar tu relación y comunión con Dios?

 

Lidera

  • ¿Cómo puedes recordarle a alguien que no sea creyente, que la única forma de vivir una vida plena es dependiendo completamente de Dios?

 

 

 

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