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¿Eres fiel con lo que Dios te ha dado? Conoce a Anna Adlischweiler

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Eres fiel con lo que Dios te ha dado Conoce a Anna Adlischweiler
  • Anna creció en un convento luego de quedarse sin padre y al cuidado de una madre con enfermedad terminal. Consecuentemente, se hizo monja.
  • Cuando el mensaje del evangelio llega al convento donde ella se encontraba en el tiempo de la Reforma, atiende el llamado de salvación que le hace el Espíritu Santo.
  • Luego de la muerte de su mamá, se casa con el famoso predicador Bullinger, con quien tiene once hijos; cuida de sus suegros, luego, de refugiados protestantes que son perseguidos a causa de su fe. 
  • El sueldo de un predicador es poco, sin embargo, Dios se mostró fiel para que jamás faltara la comida. 
  • Ella empezó a entregar ropa, zapatos y comida para los necesitados de su ciudad, lo que le valió el nombre de “madre de Zúrich”.
  • El evangelio cambió su situación penosa y quizá sin esperanza en el convento, a una libertad de amar, servir y compartir de lo que Dios le ha dado espiritualmente.
  • Podemos imitar a Anna en ser más generosas con lo que tenemos, en donde estamos y por la situación que estemos atravesando. No perdamos de vista que Dios está con nosotros.

 

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¿Eres fiel con lo que Dios te ha dado? Conoce a Anna Adlischweiler

¿Qué haces con lo que Dios te ha dado, con quienes Dios te ha puesto y en la situación que Dios permite en tu vida? Nuestra mujer de fe, Anna Adlischweiler, nos da un testimonio hermoso de un corazón regenerado por gracia para servir a otros como ella ha sido servida por su salvador: Cristo. 

¿Quién es?

En los años pre Reforma a finales de la Edad Media, la situación que rodeaba a la sociedad era una de religiosidad, misticismo y clases sociales muy marcadas. De hecho, cuando los padres fallecían o no tenían solvencia económica, era respetable entregar a sus hijos a los conventos o monasterios. En este contexto nace Anna en 1504. Tenía unos ocho años cuando su padre murió en combate. Su madre, una mujer católica romana piadosa, entregó a Anna al convento de Oedenbach, en Zúrich, Alemania. 

Nuestra querida Anna tuvo un enorme cambio en su vida cuando su mamá se enfermó, y como los conventos funcionaban como hospitales, ambas se quedaron en el convento en el cual Ana se hizo monja. 

¿Cuál es su historia?

Pronto, la noticia de la Reforma protestante llegó a Zúrich. La predicación del famoso Zwingli conquistó la ciudad y el evangelio se predicó en todas las iglesias. Aún con dificultad y luego de varios impedimentos, la predicación del evangelio llega al convento de Odenbach. Muchas monjas se convirtieron y se fueron, solo Anna y su madre se quedaron por la enfermedad de ella. Sin embargo, la predicación tuvo su efecto en el corazón de Anna, el Espíritu Santo la hizo nacer de nuevo.

El joven Heinrich Bullinger, en una visita pastoral al convento, conoció a Anna, de quien se enamoró rápidamente, le propuso matrimonio con una de las cartas más románticas y teológicamente lógicas que se conozcan en la Reforma. No es hasta 1529, luego de la muerte de la mamá de Anna, que se casan.

Bullinger aceptó el pastorado de Bremgarten, Suiza, donde su padre había sido pastor. La pareja se trasladó allí y Anna dio a luz a sus dos primeras hijas, Anna y Margaret. Pero la derrota de Zúrich en la misma batalla en la que murió Zwinglio en 1531 trajo persecución a los protestantes. Por ello, Bullinger huyó a Zúrich junto a Anna y sus dos hijas. Bullinger empezó a predicar y pastorear la iglesia como sucesor de Zwinglio. 

Anna se volcó al ministerio de cuidar a su esposo, a sus once hijos, al padre y madre de Bullinger que vivían con ellos, y a la viuda de Zwinglio, a quienes ella siempre sirvió y trató con amor y compasión. Su hogar era sorprendentemente pequeño, el sueldo de predicador de su esposo era escaso, pero Dios estaba con ellos. La casa de Anna era el hogar de los desamparados, pues refugiados protestantes de toda Europa venían a alojarse a la casa de los Bullinger. Uno de los refugiados protestantes escribió sobre el servicio y la provisión de alimentos de Anna: “Vuestra amabilidad y vuestro cuidado cristiano hacia nosotros durante nuestra estancia con vosotros me obliga a daros mi más profundo agradecimiento. Salude de todo corazón por nosotros, sobre todo a su esposa, que se mostró tan llena de amable servicio y amor."

Esa fue la vida de esta familia. Siempre estaban recibiendo refugiados de Suiza, de Zúrich, siempre había comida para compartir, incluso zapatos y abrigos, camas y sábanas limpias. Anna siempre tenía las manos ocupadas y su corazón fortalecido en medio de las dificultades y limitaciones que vivió.

De alguna manera, Ana se las arreglaba; el Señor siempre proveía. La atención que el matrimonio prestaba a los protestantes ingleses era tan conocida que la reina Isabel se lo agradeció más tarde. Anna acabó ministrando mucho más allá del lugar donde vivía, amando a todos los diversos pueblos de Cristo como testimonio de su salvación.

Por sus manos pasaba un flujo continuo de regalos para los pobres de la ciudad. Junto con otras esposas de pastores locales, proporcionaba a los enfermos comida, bebida, ropa, dinero y todo lo necesario, aunque su familia no tenía en abundancia. No es de extrañar que la gente de Zurich la llamara "madre". En otros países, muchos ingleses, italianos, holandeses y alemanes la llamaban "la Zurich-madre".

Ana fue fiel hasta el final. En 1564, su marido contrajo la peste y Ana lo cuidó hasta que se recuperó. Pero fue a costa de su propia vida. Mientras él se fortalecía, ella enfermaba y moría. Todo Zúrich estaba de luto.

¿Cómo podemos imitarla?

Todo el trabajo mundano de Ana debió de parecerle a veces una pesadez interminable: los niños, las comidas, lavar la ropa, y el ministerio de la misericordia. Pero cuando lo vemos en su conjunto y el fruto que dio, es extraordinario y ciertamente testimonio del obrar del Espíritu Santo en ella.

Anna albergaba y alimentaba a cientos de personas cada año, criaba a muchos niños, cuidaba de su madre y de sus suegros, permitía a los jóvenes prepararse para el futuro ministerio y acompañaba a su marido en la promoción del evangelio en el lugar donde Dios los había puesto.

El exitoso libro de Bullinger Christian Matrimony refleja el modelo de matrimonio feliz que Anna y su marido parecían haber tenido. Difundieron este modelo por toda Europa, y el ejemplo de Ana como esposa se convirtió en la norma protestante durante muchos siglos. Anna no tuvo tiempo de quejarse, no se le conoció alguna murmuración por desear otra vida, una con lujos y sin escasez donde ella fuese servida.

La realidad es que cuando el evangelio impacta tu vida, no puedes hacer más que responder con todo lo que tienes, eres y en donde Dios te ha colocado. Anna no escogió su situación, pero sí escogió responder al llamado del evangelio y a vivirlo entre los suyos. En lo poco, escogió servir con amor, pasión y gozo, y ¡nunca le faltó algo!

Claramente imitó lo que Jesús dijo en Filipenses 2:3-4: “Nada hagan por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”… así como hizo Cristo (Fil 2:5-6).

No tienes que tener mucho dinero para servir a otros. Las habilidades de Anna no fueron de conocimiento, de profesión, o elocuencia, fueron de amor, servicio y generosidad. No es un llamado específico a Anna, es un llamado a todos los cristianos a velar por los otros aun a costa de nuestra comodidad. Nuestro deseo es que el evangelio nos transforme de tal manera que nos vuelva generosas, hospitalarias, menos egoístas y centradas en Cristo, puesto que esto trae gran honra a nuestro Señor, sin importar en dónde estamos, en la situación que nos coloca y con quienes nos ha dado. 

Fuente: https://tabletalkmagazine.com/posts/reformation-women-anna-adlischweiler/

 

Aprende

Resume en una palabra la vida de Anna y destaca lo más relevante de su historia para ti.

Vive

Lee Hechos 16:13-15. De acuerdo a la historia de Anna, encuentra en la vida de Lidia los posibles peligros que enfrentó luego de convertirse. Encuentra su carácter como fruto de su conversión. Luego, piensa en tu propia vida. Escribe una oración de agradecimiento al Señor por salvarte y cómo has dado fruto de salvación en medio de circunstancias difíciles.

Lidera

¿Qué tal si reúnes a un grupo de amigas para hacer reunir aquellas cosas que ya no usan y están en buen estado para entregarlas a los necesitados? Sea esta una manera de ser generosa, pero también de compartir el evangelio con otras personas.

 

Recursos

https://somossoldados.org/la-alegria-es-para-el-generoso/

https://www.avivanuestroscorazones.com/joven-verdadera/blog/50-maneras-de-servir-otros/ 

 

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