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Verdades bíblicas para despedir a un ser querido

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Verdades bíblicas para despedir a un ser querido
  • En medio del dolor de perder a un ser querido, recuerda lo siguiente: Dios es el dueño de la muerte, en su plan podemos descansar.
  • Dios es nuestro consuelo sin importar las circunstancias en que tu ser querido falleció.
  • Dios es nuestra esperanza de que un día viviremos con Él eternamente. No habrá más lágrimas, dolor ni muerte.
  • Extrañar, dolerse, sentir enojo, y más, es natural para nosotros los seres humanos. Dios viene a ti para ayudarte y no dejarte sola.
  • Puedes atravesar el dolor de la pérdida de un familiar o ser querido tomada de la mano del Señor porque Él sabe qué es perder a un ser querido, a su único Hijo.
  • La afirmación «Dios está contigo» debe ser nuestra seguridad, Él lo cumple, ahora tú, ¿lo crees?

 

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Verdades bíblicas para despedir a un ser querido

Hace seis años perdí a mi papá. No sé ni cómo resumir todo lo que Él representaba en mi vida y en la de mi familia. Lo que sí puedo afirmar, y estoy segura de que muchas de las que hemos perdido familiares o seres queridos podrían hacerlo, es que despedirse de ellos no es fácil. Más aún, si no tuviste la oportunidad de decir «adiós» o quizás decir «perdón» o «te perdono». Cualquiera que haya sido la circunstancia por la que pasaste, hoy queremos exhortarte con tres verdades en las que podemos reflexionar para despedirnos de nuestros seres queridos.

Dios es el dueño

Nuestro maravilloso y buen Dios es quien ha creado a todos los seres humanos. La Biblia afirma que es Él quien da vida y aliento (Jb 33:4; Hch 17:25; Is 43:7), así como Él es quien determina los últimos días de cada persona. La Biblia dice: «El Señor da la vida, y la quita; nos lleva al sepulcro, y nos rescata de él» (1 Sa 2:6). ¿Por qué Dios ha de determinar el inicio de la vida y el final de la misma?

Primero, porque Dios, siendo el creador de todo, es el dueño de todo, incluyendo a los seres humanos (Neh 9:6). Ningún ser humano ha venido por casualidad o por alguna otra manera que no sea por la mano y propósito del Señor. Segundo, porque Él es sabio; conoce todo de todos, por lo tanto, sabe mucho mejor que nosotros la razón por la que nuestros seres queridos dejan de respirar su aliento de vida. 

Así que, Dios tiene control del último día de la vida de nuestros seres queridos. Aun si ellos perdieron su vida en un accidente, o por un largo periodo de enfermedad, Dios ha determinado el fin de sus días porque le pertenecen y conoce mucho mejor su plan que nosotras o ellos mismos. En esto podemos descansar. Que no haya culpa por no llegar a despedirnos, porque no hicimos la última llamada, o porque no quisimos pedir perdón o perdonar, según nosotras, a tiempo. Quizás esto es lo más doloroso de vivir cuando pierdes a un ser querido, el famoso: «Y si hubiere dicho o hecho…». Pero nuestro Dios está con nosotras en ese dolor también.

Dios nos consuela

Porque Dios entregó a su propio Hijo en pago por nuestra salvación, conoce el dolor. Porque Dios, incluso, determinó el tiempo en el que su Hijo habría de morir en la cruz por nuestros pecados, conoce que su plan siempre es mejor (Hch 2:23). Por eso, nuestro consuelo solo puede provenir de Aquel que lo ha sufrido injustamente. Pablo lo dice así: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier aflicción, dándoles el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios» (2 Co 1:3-4).

Si somos honestas, sabemos que Dios es nuestro consuelo, escuchamos que otros nos dicen que Dios sea nuestro consuelo, lastimosamente, no siempre lo creemos ni abrazamos así. La realidad es que, en ese momento, creemos que el único consuelo es que ellos revivan, escuchar nuevamente su voz, expresarles las palabras y amor que no hicimos. Esto es cierto. Como seres humanos creemos que lo que nos brinda consuelo, paz y seguridad es aquello que vemos o que nada de lo que amamos nos sea quitado o llegue a su final. Somos seres creados y limitados, no somos Dios, es comprensible que tengamos temor, dolor, incluso enojo y suma tristeza por la partida de nuestros seres queridos.

El consuelo que Dios nos brinda no es meramente una palmada en la espalda o palabras bonitas, el consuelo de Dios tiene una forma: Cristo Jesús. Podemos ver al Hijo de Dios sufriendo y clamando a su Padre que lo ha dejado en esa cruz, y saber que somos comprendidas por Él, que somos acompañadas por Él. ¿Te puedes imaginar el dolor de Jesús? ¿Te puedes imaginar el dolor del Padre? Dios sabe que somos polvo (Sal 103:14) y frágiles, Él se compadece (Heb 4:16), no nos deja solas. No siempre tendremos las respuestas a las preguntas del «cómo o por qué» de la partida de nuestros seres queridos, lo que sí es seguro es que tenemos esperanza en que el plan de Dios siempre será mejor que el nuestro: la vida eterna, en donde no habrá más muerte, llanto ni dolor.

Dios nos da esperanza

Solo en esa cruz tenemos la esperanza de que nuestro dolor no quedará impune ni sin propósito. Solo en su resurrección tenemos la esperanza de que viviremos una vida con Él; y si nuestros seres queridos conocieron al Señor, estaremos juntos en la vida eterna (Jn 17:3). Si nuestros seres queridos no lo conocieron, cuando estemos con Dios en el cielo comprenderemos que Dios sigue siendo justo y bueno porque, al final del día, la salvación es del Señor (Sal 3:8).

Por eso, hoy, con los que aún están vivos y de quienes nos rodeamos, pasemos tiempo de calidad, seamos prontas para perdonar y seamos prontas en amar más. No dejemos que pase el tiempo sobre lo que hoy debemos hacer con nuestros amigos y familiares. Recordemos lo bueno que esos seres queridos nos dejaron para llevarlo a Cristo. Él no solo es nuestro consuelo y nuestra esperanza, sino también nuestro deleite en esta tierra.

Conoce a esta mujer que, a pesar de sus constantes pérdidas, encontró esperanza y contentamiento en Dios https://www.reformadas.com/blog/VivirEnContentamiento

Aunque extrañamos el vacío relacional que el ser querido nos ha dejado, Dios jamás nos abandonará, está presente cuando lloramos, extrañamos y nos lamentamos. Podemos correr a Dios afirmadas en que Él nos consuela, abraza, fortalece. Acompañémonos de otras personas, no caminemos nuestro dolor solas. La pregunta no es si Dios está y hará lo que Él dice, más bien, la pregunta es: ¿lo crees? 

 

Aprende

¿Cuáles son los tres puntos a considerar cuando te despides de un familiar?

Vive

Lee 2 Corintios 1. Subraya los verbos de acción hacia Dios y hacia otros. Luego, medita en ellos.

Lidera

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Recursos extra

https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/como-lidiar-con-la-muerte-repentina-de-un-ser-querido/

https://elblogdesusanadecano.wordpress.com

 

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